DAMASCO 10 Sep. (EUROPA PRESS) -
Naciones Unidas advierte de que la sequía en el noreste de Siria está afectando a la seguridad alimentaria y, según los expertos, ha llevado a entre dos y tres millones de personas a una situación de "pobreza extrema".
El relator especial de la ONU para el derecho a la alimentación, Olivier de Schutter, ha precisado que 1,3 millones de personas están sufriendo la sequía, que se ha prolongado durante cuatro años. "La situación es realmente mala", ha dicho la portavoz del Programa Mundial de Alimentos (PAM) en Siria, Selly Muzamil.
En junio la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Siria anunció el fin de la sequía, pero las lluvias inconsistentes están causando estragos en los cultivos. Otras agencias de Naciones Unidas mantienen que la seguía no ha terminado.
"Las pérdidas de estas sequías sucesivas han sido significativas para la población en la parte noreste del país, especialmente en Al Hasakeh, Deir Ezor y Al Raqa", ha afirmado De Schutter, que ha subrayado la gravedad de la falta de lluvias en 2007 y 2008.
Miles de personas han abandonado el noreste del país para trasladarse a asentamientos improvisados cerca de Damasco, según la agencia de noticias humanitarias de la ONU, IRIN.
La carencia de alimentos ha hecho necesario importar trigo, el cereal más cultivado en el territorio sirio. Pese a ello, el economista de la FAO Mario Zappacosta sostiene que el país cuenta con las reservas suficientes, pero que las familias pobres no tienen apenas capacidad de recuperación.
Por el momento se desconoce si este cambio meteorológico es coyuntural o se debe al cambio climático global. El Gobierno sirio y la ONU han estado suministrando comida a los damnificados al tiempo que trabajan en establecer estrategias agrícolas más eficaces. De Schutter ha advertido de que los fondos facilitados son insuficientes y lamenta que el tema de la ayuda humanitaria ha sido politizada.