Mónica López, coordinadora de Acogida: "Me preocupa que en un momento dado, la población empiece a ver la acogida como un problema"
MADRID, 2 Oct. (EUROPA PRESS) -
La coordinadora estatal del Programa de Acogida de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Mónica López, advierte de que el "posible fracaso" del programa de reubicación de solicitantes de asilo procedentes de Grecia e Italia que ha pactado la Comisión Europea es que estas personas, al final, no quieran quedarse en España.
"Un posible fracaso es que la gente no se acabe quedando en España. Que España se los traiga pero al final, no quieran quedarse. Les preguntas y te dicen que están muy a gusto, que la gente es muy amable, pero también te dicen que en Alemania les dan una casa y 2.000 euros al mes", explica en una entrevista con Europa Press en el marco de una visita guiada al Centro de Acogida de Refugiados que CEAR gestiona en la localidad madrileña de Getafe.
La experta, bajo cuya dirección se inauguró este centro en 2011, afirma que "la clave para que los programas de reasentamiento salgan bien es que las condiciones de los países de recepción sean adecuadas" y, para que funcionen correctamente, que esas condiciones "sean similares" en todos los países de la Unión Europea.
"Mientras los países del Norte tengan una economía y los del Sur otra, nunca vamos a llegar a una Europa de la Unión porque siempre va a haber desigualdades. Y mientras estas existan, no va a triunfar o no se va a poder homogeneizar ningún programa de integración porque el refugiado acabará queriendo ir a donde las condiciones socioeconómicas son mejores", afirma.
Considera que así como persistan las desigualdades, existirán los movimientos migratorios y será "un fracaso cualquier programa de integración que se quiera hacer colectivo" porque "la gente se acaba buscando la vida". "Realmente ese es el problema del reasentamiento", asegura la coordinadora del programa de acogida.
El centro en el que concede la entrevista y que en menos de un mes tendrá capacidad para 184 personas, es testigo de cómo la gente se marcha. Según explica López, tiene una alta rotación y "plazos de estancia que son muy cortos", particularmente, entre los refugiados sirios que llegan en traslados organizados desde el CETI de Melilla: "la media es de una semana". Se van, aunque tienen plaza por al menos seis meses.
"Cuando alguien nos dice que se va no necesariamente dice a dónde. Podemos intuir que es Alemania, pero no sabemos si igual es Suecia o Francia", explica. En virtud de los acuerdos de Dublín, el primer país por el que accede el refugiado al espacio de la Unión Europea es el responsable de tramitar su solicitud de asilo y es allí donde debe residir, así que es frecuente que solicitantes que han pasado por España acaben siendo enviados de vuelta desde otros Estados.
Según afirma, "se está yendo más gente de la que está volviendo desde hace tiempo ya". "No manejamos el dato, sabemos que existe el protocolo de Dublín y no nos consta que se haya suspendido con las personas que salen de España, pero sabemos que la gente se está marchando y no vemos que vuelva", añade la representante de CEAR.
Para López, "Alemania es como El Dorado" para los solicitantes de asilo y "en los dorados --advierte--, hay también mucho de fábula" porque se cuenta lo bueno "como que se cobran 2.000 euros" y no lo malo, "que la vivienda cuesta 1.500 y con los 500 que sobran a duras penas se sobrevive". "En España somos un país a la cola del resto de Europa en asilo, así que ves las cosas buenas y las malas", añade.
MÁS PLAZAS DE ACOGIDA
En la actualidad, el centro de acogida de CEAR en Getafe se encuentra en fase de ampliación. Añadirán 58 plazas a lo largo de este mes a las 126 que ahora tienen, como parte de un aumento de la capacidad de acogida de todo el sistema que han emprendido a nivel nacional las tres ONG que lo gestionan con fondos públicos. En total, España contará con 1.512 plazas de acogida cuando acabe el mes de octubre.
López confía en que esta operación sea suficiente para dar respuesta a los solicitantes de asilo que ya se encuentran en España esperando una plaza o pendientes de formalizar su solicitud --en sitios como Madrid se tarda cinco meses en conseguir cita para hacerlo--, aunque reconoce que no se conocen las cifras "y es muy difícil saber si esas personas continúan o no aquí ni si van a estar localizables" cuando haya más sitio.
"En el momento en que se sepa que hay plazas de acogida igual vuelven a la oficina de asilo y a solicitar alojamiento. No tenemos constancia de cuantos son, pero no creemos que sean tantos. Estamos doblando prácticamente la capacidad en centros de acogida. Espero que con eso se de cobertura a esa demanda", explica.
En la actualidad, se cuentan 8.200 solicitudes de asilo formalizadas en España, pero no todas estas personas pasan por un centro de acogida. Hay personas que tienen familiares con quien quedarse o recursos para buscarse alojamiento y que no pasan por el centro aunque ingresan en el programa de acogida. También las hay que tras una breve estancia pasan a una segunda fase en un piso de alquiler con ayudas públicas. Y también están los que se marchan.
Más allá de la gestión de la acogida, López señala como reto "intentar mantener que la población siga siendo sensible con los refugiados y que no llegue un momento en que empiece a verlo como un problema". Afirma que si bien España no tiene partidos anti inmigración como otros países, "probablemente en unos años acabará teniéndolo".
"Me preocupa que empiecen a salir sectores de la población que identifiquen a refugiados e inmigrantes con un problema. Que en un momento dado, la población pueda creer que se prioriza a otras personas, que les vean como una amenaza para acceder a los recursos", ha señalado.