MADRID, 2 Abr. (EUROPA PRESS) -
Obstetras católicos de la ONG Mater Care International (MCI) piden para los países en vías de desarrollo más cuidado prenatal y médicos cualificados en los partos en lugar de que se fomenten los "programas de salud reproductiva que incluyen "el control de la natalidad" a través del uso de preservativos, y los "abortos seguros".
En este sentido, el obstetra y director de MCI, Robert Walley, criticó, en declaraciones a Europa Press, que "mientras miles de millones de dólares" se han empleado en estos programas, "sólo una pequeña cantidad está enfocada a ofrecer servicios que aseguren a madres y bebés la supervivencia durante el embarazo".
"Es flagrante sugerir a las madres africanas que sus vidas y su salud mejorarán matando a sus bebés pues las causas de su sufrimiento no se solucionan con más muerte y desesperación", expresó el doctor.
Además, reprochó que "muchas agencias de ayuda internacional conducidas por su ideología siguen insistiendo en que la principal estrategia para reducir las muertes de las madres en los países en desarrollo son el control de la natalidad y el aborto". Así, insistió en que, "la mayoría de las madres, particularmente en África, desean tener hijos pues saben que son el futuro de su familia, comunidad y país".
APOYO CONTRA LA LEY DEL ABORTO
Por ello, MCI apoya las protestas contra la nueva Ley del aborto española "y en cualquier lugar del primer mundo" ya que, a su juicio, "demuestra una profunda pobreza de pensamiento". "Nosotros firmamos una petición online apoyando las protestas y nos mantenemos en contacto con las asociaciones pro-vida, aunque nos gustaría mantener contacto también con obstetras y ginecólogos", explicó Walley.
Para el director de MCI, "la Iglesia, que tiene una larga historia en asistencia a las madres, no tiene asegurada su continuación en este ministerio ya que sufre una disidencia interna y un ataque externo por parte de los gobiernos y las agencias de financiación", que tal y como denuncia, "discriminan a las ONG católicas y retiran el derecho de los médicos católicos a practicar su oficio de acuerdo a su conciencia".
"El triste hecho es que en el mundo en desarrollo no hay suficientes doctores cualificados ni hospitales para atender a las madres, especialmente en las áreas rurales", afirmó Walley. Por ello, apuntó que "el quinto Objetivo de Desarrollo del Milenio --dedicado a reducir, entre 1995 y 2015, la mortalidad materna en tres cuartas partes-- no se alcanzará hasta 2.282".
El doctor señaló que el artículo 25 de la Declaración de los Derechos Humanos establece que "toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios" y que "la maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales".
MÁS DE 500.000 MUEREN POR COMPLICACIONES EN EL PARTO
Sin embargo, aunque esté reconocido como derecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que, cada año, unas 529.000 mujeres mueren por complicaciones durante el parto, y que por cada una que muere al dar a luz, otras 20 sufren lesiones, infecciones o enfermedades. Aun así, el doctor Walley afirma que "la mayoría de países en vías de desarrollo no recogen esta información".
"Las madres mueren solas por hemorragia (25%); agonizando por una infección (12%); por distocia de parto ya que son jóvenes y sus pelvis son demasiado pequeñas (8%); de hipertensión (12%); y de malaria VIH y anemia severa (12%)", indicó. Además, señaló que, cuando las mujeres sufren una fístula, puede acabar con incontinencia de orina y heces y como consecuencia, son marginadas por sus maridos, familias y comunidades.
"Las muertes maternas y los daños sufridos en los partos están entre las más grandes tragedias de nuestros tiempos, especialmente desde que se pueden prevenir y tratar", añadió el doctor.
UNA UNIDAD DE ALTO RIESGO EN HAITÍ
El doctor Walley ha regresado recientemente de Haití donde las mujeres embarazadas también sufren la carencia de medios, en este caso, debido al terremoto que sacudió el país el pasado 12 de enero. Allí, MCI está trabajando con un grupo haitiano y otro italiano para desarrollar una unidad de alto riesgo para el cuidado de madres con complicaciones en el embarazo o en el parto.
Asimismo, los haitianos cuentan con cuatro clínicas prenatales que se están construyendo en los campos levantados tras el seísmo, así como con dos hospitales, el St. Damien, cerca del aeropuerto, que se está expandiendo para ofrecer cuidados de obstetricia y el St.Francis de Sales, localizado en el centro, que después de Semana Santa será evacuado, demolido y reconstruido, tal y como indicó Walley.