MADRID, 6 Oct. (EUROPA PRESS) -
Cáritas atendió a 2,17 millones de personas en España el año pasado, en línea con el anterior, y de ellas, un 53% estaban en hogares donde alguien tenía trabajo y el 62% vivía en barrios en buenas condiciones, lo que implica, por un lado, que el la pobreza está dispersa y su crecimiento se estanca y, por otro, que el empleo no necesariamente sirve para erradicarla.
Son datos de la memoria anual de la organización de la Iglesia presentadas este martes por el presidente de Cáritas, Rafael del Río; su secretario general, Sebastián Mora; y el obispo de Sigüenza, Atilano Rodríguez, responsable ante la Comisión Episcopal de Pastoral Social.
"Aunque vaya desapareciendo el concepto de crisis económica y sus consecuencias en la situación de las personas parece que ha desaparecido de los medios (...) seguimos perdiendo la batalla contra la pobreza y la exclusión, que siguen campando entre nosotros", ha sentenciado Mora.
Según ha explicado, fueron 2.179.958 las personas atendidas en España el año pasado, unas 200.000 menos que en el periodo anterior, y otros 2.197.461 en los países del Sur mediante las 70 Cáritas diocesanas y las 7.525 parroquiales y centros, que destinaron 305 millones de euros, un 5% más que en 2013, en su mayoría (72.9%) de origen privado: Cuentan ya con 81.917 voluntarios frente a 4.504 personas contratadas.
En España el 58,1% de los atendidos se encontraban en situación de pobreza, que en más de un tercio de los casos era severa y en la cuarta parte, moderada. El 41,9% restante no eran pobres en términos estadísticos (menos de 16.000 euros al año en una familia de cuatro miembros), pero no tenían medios suficientes para llevar una vida digna. Casi 7 de cada 10 estaban en situación de exclusión social.
"MAYOR INTENSIDAD" EN LA POBREZA
Por eso, si bien en Cáritas señalan como "buena noticia" que por primera vez en cuatro años no haya subido el número de personas atendidas, inciden en que las que siguen estándolo y que, en palabras del secretario General de Cáritas, "sufren con mayor intensidad la pobreza, con una mayor articulación de los problemas y con una expansión (de los mismos) a toda la familia".
Mora ha destacado que el 53% de todos los beneficiarios vive en hogares donde alguno de los miembros está trabajando, por lo que tener un contrato "ya no garantiza un mínimo para sobrevivir", con salarios que "ni son justos ni dignos en muchas ocasiones". "Si desde los años 60 el empleo ha sido el mecanismo de inserción social, hoy por sí mismo no está siendo suficiente y son necesarias políticas de protección social", ha señalado.
En cuanto a los que están desempleados, que figuran en el 65,8 por ciento de los hogares con los que trabaja Cáritas, el 74,2 por ciento son parados de larga duración, lo que implica que "se está abriendo una brecha entre la pobreza más cronificada" y la de quienes pueden acceder a algún tipo de contrato, aunque éste no de para sobrevivir ni por duración ni por salario.
SIETE DE CADA DIEZ, ESPAÑOLES O DE LA UE
Por perfiles, el 73% de los beneficiarios de Cáritas eran españoles o de la UE-15, frente a un 26,6% de otras nacionalidades, en un "cambio de ciclo" que se ha consolidado, igual que lo ha hecho la extensión de la pobreza a las clases medias: el 62 por ciento de los beneficiarios de Cáritas no vive en lugares marginales o de concentración, sino en barrios normalizados que están en buenas condiciones.
Frente a un 11,3% sin hijos a cargo, el 53% de los atendidos son parejas con hijos y el 19,3 por ciento familias monomarentales. Para Cáritas, esto revela la "debilidad" de las políticas de apoyo a la familia en España. Alerta de la cronificación generacional de la exclusión, porque los niños de estos núcleos familiares "tienen todas las papeletas para ser pobres" el día de mañana.
Mora define la legislatura como "muy dura" para las personas empobrecidas. Denuncia que ya desde 2009 se ha venido produciendo en España "una erosión" de las políticas públicas de protección social que necesitaban muchas personas. Destaca, en este sentido, que seis de cada diez beneficiarios habían acudido antes a los Servicios Sociales de su municipio, lo que en Cáritas interpretan como que la ayuda que allí prestan no era suficiente para sus necesidades.
Advierte de que igual que cuando llega una crisis, la pobreza crece exponencial y rápidamente, cuando esta "parece que se retira", los números no bajan al mismo ritmo, sino en un descenso "muy pequeño" y "muy lento". Reclama, y así lo ha trasladado Cáritas a todos los partidos, medidas como una garantía de ingresos mínimos. "Hay un diálogo profundo y serio. Hay algunos partidos que ya están asumiendo propuestas como esta", ha señalado Mora. Confía en que se incorporen muchas más.
Durante su intervención, los responsables de Cáritas se han referido a la emergencia humanitaria de los refugiados para reivindicar una "mirada global", de modo que "la crisis no sea" el hecho de que "están a las puertas de Europa" sino la situación en sus países de origen, y que no se quede en "solidaridad epidérmica", sino en políticas a largo plazo no sólo para los sirios o no sólo para los refugiados, para las personas. "Una mirada global frente a la simple de fronteras", ha dicho Mora.