Foto: CEAR
Suleikha Ismael, refugiada somalí en España: "¿Qué pasa con todas esas familias que yo conocí y que no han tenido tanta suerte como yo?"
MADRID, 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
España ha recibido en los últimos 30 años menos peticiones de asilo que Alemania sólo en 2014, conforme detalla el informe anual de CEAR presentado este jueves, del que se desprende que desde 1984 las autoridades españolas han tramitado 180.580 solicitudes, mientras las germanas dieron acceso al procedimiento a 202.645 personas sólo el año pasado.
El informe, presentado en rueda de prensa por la secretaria general de CEAR, Estrella Galán, y la coordinadora del Área de Incidencia y Participación de la entidad, Nuria Díaz, ilustra la respuesta dispar de los Estados miembros de la UE en un momento en que se ha alcanzado la cifra de refugiados más alta desde la II Guerra Mundial: 51,2 millones de personas al cierre de 2013 y 3,1 millones más en los primeros seis meses del año pasado.
En total, 44 países industrializados de Europa, Norteamérica y algunas zonas de Asia y el Pacífico se recibieron 866.000 solicitudes de asilo en 2014, un 45% más que en el año anterior y la cifra más alta en dos décadas. De ellas, el grueso (625.000) pidió protección en uno de los 28 Estados miembros de la UE (un 44% más que en 2013), principalmente a Alemania (202.645), Suecia (81.180), Italia (64.625), Francia (62.735) y Hungría (42.775).
En el mismo contexto, España, que, como recuerda CEAR, es frontera sur de la UE y la única terrestre de la UE con África, sólo recibió 5.947 peticiones de asilo, el 0,95% del total de los 28 países que integran la Unión Europea, lo que la ONG atribuye a resticciones en el acceso de refugiados como los sirios, a quienes se ha impuesto visado para llegar en avión.
"Hablar de solidaridad con estas cifras, es una palabra que le queda muy grande al ministro del Interior", denuncia Galán, para incidir en que "España de nuevo se queda a la cola". "Cuando analizamos qué está pasando para que tenga tan pocas solicitudes de asilo, la respuesta está en el gran esfuerzo que con soporte de la Unión Europea está haciendo en el blindaje de sus fronteras, con el que está obligando a miles de personas a jugarse o perder la vida en rutas cada vez más peligrosas", señala.
EL MAR COMO SALIDA
En este sentido, CEAR avisa de que "las rutas están cambiando" y "Canarias puede "volver a convertirse en una ruta habilitada para aquellos a quienes no se deja llegar" a la frontera terrestre, ya que la situación en torno a las vallas de Ceuta y Melilla "está imposible": Marruecos, que ha construido su propia valla de concertinas, no deja a los subsaharianos alcanzar las oficinas de asilo y sus gendarmes "cobran sobornos" a los sirios para hacer lo propio.
Según explica Galán, con este "bloqueo" de facto en la frontera sur, con gente de distintas nacionalidades y "muchos sirios atrapados en Nador porque han agotado todo su presupuesto" en llegar hasta allí, no extraña que Salvamento Marítimo haya rescatado en el Estrecho a cerca de un millar de personas en lo que va de año.
"Muchas personas están volviendo a Argelia para ganar algo de dinero, porque para cruzar por mar lo necesitan (...) Muchos están optando por el camino de Libia y otros se están planteando bajar de nuevo para coger las antiguas vías que pasan por Canarias", afirma.
Por eso, la organización, que acompaña el informe de 40 propuestas para las instituciones españolas, pide al Gobierno que habilite al consulado español en Nador para que conceda visados a quienes sean susceptibles de recibir protección internacional de forma que Marruecos no pueda impedirles el paso hasta las oficinas de asilo de Ceuta y Melilla.
1.033 PETICIONES EN PUESTOS FRONTERIZOS
Las cifras recopiladas por CEAR muestran ese menor acceso de los subsaharianos. De las 5.947 solicitudes de asilo registradas en 2014, 1.679 eran de sirios y 946 de ucranianos. Le siguen en número los malienses, 620; los argelinos, 309; los palestinos, 209; los nigerianos, 161; y los pakistaníes, con 144.
El grueso de las peticiones, un total de 3.961, se cursaron ya en territorio español, mientras 1.033 fueron presentadas en puestos fronterizos como el de Melilla, donde es posible hacerlo desde septiembre del año pasado. Se registraron además 587 solicitudes de asilo en los Centros de Internamiento de Extranjeros y 314 más en embajadas españolas en el extranjero.
No todas las peticiones se resuelven sobre la marcha, de hecho, CEAR denuncia que las solicitudes de ucranianos y malienses "están en un cajón" porque la administración prefiere esperar a ver si se resuelve el conflicto. En total, el año pasado se tramitaron 3.614 expedientes de los que más de la mitad, el 56 por ciento, fueron rechazados.
En 1.585 casos la resolución fue positiva, aunque sólo se concedieron 384 estatutos de refugiado que fueron para sirios, palestinos y pakistaníes. El grueso de los casos, 1.199, se dio protección subsidiaria, la mayoría también para sirios, cosa que CEAR considera inexplicable. Este es un permiso de índole diferente al asilo que si bien en la práctica da acceso a los mismos derechos, se debe renovar cada año.
EL ÉXODO CONTINÚA EN SOMALIA
Suleikha Ismael tiene uno de los primeros, un estatuto de refugiada que consiguió tras conseguir escapar de Somalia hace ahora ocho años. Esta profesora de inglés, madre de siete hijos y que tenía una vida tranquila hasta que comenzó la guerra, cuenta que huir no fue fácil, pero el miedo a ver a alguno de sus niños enrolado como soldado a la fuerza y muerto en combate, pudo con todo lo demás.
Tuvo que dejar partir primero a cuatro de ellos, todos menores de edad, en un camión rumbo a Nairobi, donde la Embajada de España, que primero les cerró las puertas, acabó atendiendo a razones cuando recibió una llamada del ACNUR interesando la protección para los niños a instancias de una tía suya afincada en suelo español. Reunirse con ella era el objetivo.
Una vez los cuatro niños llegaron a España, ella emprendió el camino con los otros tres, que tenían 6, 8 y 9 años de edad. "Lo tuve más fácil que ellos porque la Embajada ya sabía de mi caso, así que solicité asilo en comunicación con CEAR y ACNUR y conseguí llegar a España, donde me entregaron a mis hijos", ha explicado durante la presentación del informe.
Hoy, afincada ya en el país, suegra y abuela de ciudadanos españoles, Suleikha Ismael habla con la vista puesta en el éxodo que no cesa en su país y en las muertes de compatriotas a las puertas de Italia, pues "casi la mitad" de los fallecidos en el Mediterráneo, recuerda, son somalís.
"Yo estoy feliz, pero ¿qué pasa con todas esas familias que yo conocí y que no han tenido tanta suerte como yo? Mis vecinos están muertos. El camino de Libia es muy peligroso y te espera el mar. Tienes que tener mucha suerte para llegar con vida", lamenta.