Una guía aconseja que la policía olvide mitos y dé apoyos a las personas con discapacidad
MADRID, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -
La guardia civil trató con al menos 2.000 personas con discapacidad entre 2008 y 2010, de las que un 69 por ciento fueron hombres y un 31 por ciento mujeres, de acuerdo con el 'Estudio de prevalencia de delitos cometidos a personas con discapacidad', que ha sido presentado este martes en las 'II Jornadas de la Unidad de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual' de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce y la Fundación Mapfre.
El informe "bucea" en los datos del Sistema Integrado de Gestión Operativa (SIGO) de la Guardia Civil "con mucha cautela", según ha resaltado el jefe de la Sección de Análisis del Comportamiento Delictivo de Guardia Civil, el capitán José Luis González. Así, pone de manifiesto que un 30 por ciento de estas personas estuvieron implicadas en auxilios, rescates o accidentes; un 21 por ciento en infracciones penales; un 20 por ciento en desapariciones y hallazgos; y el resto en otros hechos, como infracciones administrativas o inspecciones.
Dentro de las personas con discapacidad envueltas en infracciones penales, es decir, tanto en faltas como en delitos, un 60 por ciento fueron víctimas, principalmente y en este orden, de lesiones, amenazas, hurtos, malos tratos y delitos sexuales. Además, un 33 por ciento de estas personas fueron autores de las faltas o delitos; un 5 por ciento fueron testigos o denunciantes; y un 2 por ciento tuvieron otras vinculaciones. Como curiosidad, González ha apuntado a que hubo 14 casos en los que, tanto el agresor como la víctima, tenían discapacidad.
OLVIDAR MITOS Y DAR APOYOS
Durante la jornada, también se ha presentado la 'Guía de intervención policial con víctimas con discapacidad intelectual: las adaptaciones necesarias en la entrevista policial y en las ruedas de reconocimiento con personas con discapacidad intelectual', que aconseja a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que olviden los mitos asociados a las personas con discapacidad y les den apoyos para garantizar el pleno ejercicio de sus derechos y libertades en el transcurso de sus intervenciones.
En concreto, el psicólogo de Alberto Alemany ha alertado de que hay que evitar creencias como que las personas con discapacidad intelectual son más problemáticas; tienden a inventar historias; no pueden regir sus vidas; son como niños; carecen de sexualidad; o tienen una sexualidad desaforada. De hecho, ha recalcado que los mitos hacen "daño" a estas personas a su paso por el sistema policial y judicial. Como ejemplo, ha criticado que, al pensar que se inventan historias, su palabra tiene "una credibilidad mucho menor" y esto tiene "consecuencias nefastas".
Además, Alemany ha recordado que las personas con discapacidad intelectual tienen los mismos derechos que el resto de personas en estos procesos y, en concreto, ha subrayado que estas tienen derecho a conocer el propio proceso, los profesionales que van a intervenir y los derechos que les asisten; así como a recibir los apoyos y ajustes de procedimiento necesarios.
En este esquema, ha reivindicado la figura del 'facilitador', una persona independiente que garantiza el acceso a la justicia de las personas con discapacidad y evita que se las revictimice, como ocurre cuando el sistema no está adaptado. Entre otros aspectos, esta persona prepara a la víctima emocionalmente; evalúa sus capacidades; ayuda a decidir en la denuncia; facilita la prueba preconstituida; y ejerce de traductor e intérprete.
ENTREVISTAS Y RUEDAS DE RECONOCIMIENTO
En la misma línea, la cabo primero del Equipo de Mujer y Menor (EMUME) de la Comandancia de Madrid, Eva Silva, ha explicado que las entrevistas a personas con discapacidad deben partir de una serie de actuaciones, como la recopilación de información relevante sobre el caso y el sujeto implicado; la determinación de cómo se va a abordar; y la elección del lugar, el tiempo y los materiales.
La entrevista debe arrancar con una reducción de la incertidumbre que percibe la persona con discapacidad, a la que hay que dejarle claro que "hay un objetivo común". Después, el suceso debe abordarse --muchas veces con la ayuda de un 'facilitador'-- como una narración libre y, en la medida de lo posible, hay que evitar las preguntas cerradas. Para cerrar, el entrevistador debe "dar la sensación de que no ha habido respuestas correctas o incorrectas", según ha aseverado Silva.
Por su parte, el director de Investigación de la Unidad de Atención a Víctimas con Discapacidad Intelectual (UAVDI) de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce --que cuenta con el apoyo de la Guardia Civil y la Fundación Mapfre--, Antonio Manzanero, ha señalado que las ruedas de reconocimiento de agresores en las que intervengan personas con discapacidad deben ser fotográficas, porque generan menos estrés, y las imágenes deben presentarse de forma simultánea por la menor carga cognitiva. Además, se deben dar instrucciones específicas.