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LUGO, 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
La pistola con la que se disparó en la cabeza en la noche del sábado al domingo el joven de Pol (Lugo), del calibre 22 y con número de serie, no disponía de cargador. Por ello, los investigadores de la Guardia Civil sospechan que el joven no verificó que tenía una bala en la recámara.
Adrián Díaz Fernández, de 19 años y procedente del ayuntamiento lucense de Pol, falleció en la madrugada del sábado al domingo de un disparo en la cabeza, en las inmediaciones de un céntrico bar en Castro Riberas de Lea, en el municipio lucense de Castro de Rei (Lugo).
El joven se encontraba en el interior de un turismo, acompañado de varios amigos, cuando se disparó en la cabeza. Cuando llegó el personal médico hasta el lugar del suceso, el joven todavía se encontraba con vida, según ha precisado el alcalde de Castro de Rei, Francisco Balado.
Fuentes de la investigación barajan varias hipótesis. De hecho, han asegurado que "están todas las hipótesis abiertas". Y es que, además de la del suicidio, se baraja que Adrián Díaz intentara realizar una broma al sacar la pistola. Así, estas fuentes suponen que el joven sacó el cargador y pensó que no había esa bala en la recámara.
Aunque la pistola tiene el número de serie --no fue borrado-- no aparece a nombre de nadie, por lo que fuentes de la investigación sondean la procedencia y la titularidad del arma.
INFORME DE LA AUTOPSIA
También están a la espera de recibir el informe de la autopsia por si estuviera el joven bajo los efectos de "sustancias sicotrópicas" y de alcohol.
Asimismo, la Guardia Civil toma declaración este martes a tres de los jóvenes que acompañaban a Adrián Díaz en el momento en que se produjo el suceso.