MADRID, 19 Jun. (Por Laura Hurtado, periodista del Departamento de Comunicación de Oxfam Intermón) -
Este sábado se celebra el Día Mundial del Refugiado. Un día en el que todas las organizaciones salimos con cifras terribles como que 60 millones de personas en todo el mundo se han visto forzadas a abandonar sus hogares por culpa de los conflictos. Estamos ante la mayor cifra después de la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, en una sociedad cada día más saturada de información, lo más complicado es conseguir poner rostro y nombre a estas cifras. Generar empatía y provocar la reacción de la gente. Por eso desde Oxfam Intermón, con el apoyo de la Comisión Europea, nos hemos embarcado en la producción del documental 'District Zero', que tiene como protagonista a Maamun, un refugiado sirio que vive en el campo de Zaatari, en Jordania, el más grande del mundo después del campo de Daadab, en Kenia.
Maamun es real. Existe. Es un hombre de carne y hueso al que vemos a través de la pantalla en su día a día. Escuchamos sus preocupaciones y sus ilusiones cuando habla con su mejor amigo Karim. Le vemos en casa, con su mujer y sus hijos. Le acompañamos a la mezquita, a la escuela de sus pequeños.
Foto: JORGE FERNÁNDEZ MAYORAL
También pasamos mucho rato en su tienda de móviles, que ha abierto en uno de los distritos comerciales del campo. Vemos cómo atiende a sus clientes, repara aparatos, cambia tarjetas de memoria. Día tras día. Todos los días igual. Como en una especie de bucle. Porque en este campo de refugiados sirios, como en muchísimos otros, el tiempo pasa impertérrito. Para Maamun, vivir aquí, lejos de su querida Siria, "es como estar muerto en vida".
Foto: PABLO TOSCO / OXFAM INTERMÓN
No le ocurre lo mismo a Karim, su mejor amigo. Al contrario de lo que siente Maamun, Karim está feliz de vivir en un lugar seguro, sin miedo a las bombas, sin dificultades para conseguir alimento, con la posibilidad de encontrar trabajo, de tener una rutina. En un momento de la película pregunta: "¿Sabes lo qué es que tu hijo te pida agua y no se la puedas dar?".
Foto: JORGE FERNÁNDEZ MAYORAL
DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA
Maamun y Karim son las dos caras de la misma moneda que debemos recordar el Día Mundial del Refugiado. Por un lado, el dolor de las personas forzadas a huir, que lo pierden todo por el camino y tienen que empezar de cero. Por otro, la esperanza que genera el ser acogido, haber sobrevivido y recibir ayuda. Aunque sea escasa, aunque no se parezca en nada a lo que tenían antes, alguien les está tendiendo la mano.
En muchos lugares del mundo, la ayuda procede de personas normales y corrientes, de ciudades o países vecinos, que deciden dar cobijo y alimento a los recién llegados. Que les prestan una habitación, les dan algo de comer, les ceden una olla para cocinar o una sábana para cubrirse.
Hay miles de historias de personas de Jordania o Líbano ayudando a refugiados sirios. En Chad también hay cientos de familias acogiendo a los que llegan de la República Centroafricana. O en Uganda, Kenia y Etiopía, prestando socorro a las personas que huyen de la guerra en Sudán del Sur.
Foto: PABLO TOSCO / OXFAM INTERMÓN
Foto: PABLO TOSCO / OXFAM INTERMÓN
TÚ TAMBIÉN AYUDAS
La ayuda también procede de personas como tú, que ahora estás leyendo este artículo. De millones de europeos que, a través de nuestros impuestos, estamos ayudando a salvar vidas, a tender una mano a las personas que más lo necesitan.
No lo sabe mucha gente, pero la Unión Europea y sus estados miembros son los donantes líderes mundiales en ayuda humanitaria. Organismos como la Comisión Europea, a través de su departamento de Ayuda Humanitaria y Protección Civil (ECHO), ayuda a más de 120 millones de víctimas de conflictos y desastres cada año.
Entre todos estamos ayudando a personas como Maamun. A rostros y nombres. Y es importante que no dejemos de hacerlo.
Foto: PABLO TOSCO / OXFAM INTERMÓN
Foto: PABLO TOSCO / OXFAM INTERMÓN
Foto: PABLO TOSCO / OXFAM INTERMÓN
Foto: PABLO TOSCO / OXFAM INTERMÓN