BERLÍN, 20 Sep. (DPA/EP) -
La crisis generada en torno al polémico jefe de los servicios secretos internos alemanes, Hans-Georg Maassen, finalmente relevado de su cargo, se ha traducido en una pérdida de confianza de los ciudadanos en el Gobierno alemán, según una encuesta publicada este jueves.
El 71,8 por ciento de los encuestados declararon que ahora tienen menos confianza en el Ejecutivo, en un sondeo realizado por el grupo mediático alemán Funke en cooperación con el instituto de encuestas en línea Civey.
De este porcentaje, un 15,7 por ciento ha respondiendo tener "bastante menos" confianza y un 56,1 por ciento "significativamente confianza".
Según la encuesta, sólo el 6,1 por ciento dijo tener "más" o "verdaderamente más" confianza en el trabajo del Gobierno tras haber relevado de su cargo a Maassen después de que éste pusiera en duda que hubiera habido cacerías de inmigrantes en Chemnitz (este), tras la muerte de un alemán a manos supuestamente de tres refugiados.
Maassen no dudó así en contradecir públicamente a la propia canciller, Angela Merkel, quien se mostró muy crítica con las imágenes reveladas en un vídeo cuya autenticidad puso en duda el jefe de los servicios secretos del país.
La mandataria alemana, el líder de la Unión Social Cristiana (CSU), Horst Seehofer, y la líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Andrea Nahles, acordaron el martes en una reunión de crisis que Maassen debía abandonar su cargo, pero que se trasladaría al Ministerio del Interior como secretario de Estado, lo que supone un ascenso.
Para ello, Seehofer anunció que el secretario de Estado Gunther Adler, del SPD y experto en vivienda y construcción, se jubilará antes de tiempo.
Seehofer rechazó el miércoles las críticas al ascenso de Maassen, que conlleva un considerable aumento de sueldo, y recordó que él quería mantenerlo al frente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), como se conocen oficialmente a los servicios secretos internos.
El fuego cruzado entre Seehofer, líder de la CSU, y los socialdemócratas ha llevado a Merkel a tener que lidiar con una nueva crisis para la que no encontró mejor solución que algo que no satisface a nadie y que ha generado que desde las filas del SPD critiquen a Nahles por haber aceptado el acuerdo.