El país se ha acercado a Occidente y los países del Golfo, pero a nivel interno continúa la represión de las libertades fundamentales
MADRID, 13 Jun. (EUROPA PRESS) -
El 14 de junio de 2014 el candidato reformista moderado Hasán Rohani se convertía en presidente de Irán por sorpresa tras conseguir algo más del 50 por ciento de los votos y desbancar al resto de candidatos conservadores. Su elección generó vientos de esperanza tanto dentro como fuera del país pero aunque se han producido cambios, no han sido tan profundos como se había esperado.
Rohani, que tomó posesión de su cargo el 4 de agosto, es un clérigo y erudito chií que además conjuga una importante trayectoria política a sus espaldas: fue el vicecomandante en jefe del Ejército durante la guerra con Irak en los años 1980, durante 16 años ocupó la secretaría del Consejo Nacional Supremo de Seguridad, y en los últimos 23 años ha sido uno de los confidentes del líder supremo del país, el ayatolá Alí Jamenei, quien en realidad tiene la última palabra de todo lo que ocurre en Irán.
El nuevo presidente se encontró un país en una complicada situación económica fruto de la mala gestión de su antecesor, Mahmud Ahmadineyad, principalmente por el aislamiento al que se vio sometido Irán por parte de la comunidad internacional a raíz de su programa nuclear y las duras sanciones impuestas.
De ahí que, desde el principio, resolver la cuestión nuclear haya sido la principal prioridad de Rohani en política exterior. Sus esfuerzos por dejar claro a la comunidad internacional que el programa nuclear iraní persigue fines pacíficos dieron sus primeros frutos en noviembre, cuando Teherán alcanzó un acuerdo preliminar con el grupo 5+1.
En virtud de dicho acuerdo, Irán se comprometió entre otras cosas a suspender el enriquecimiento de uranio por encima del 5 por ciento y a una mayor cooperación con los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA). A cambio, consiguió una cierta relajación de las sanciones, que están asfixiando a la economía iraní. En la actualidad, siguen en marcha las negociaciones para la firma de un acuerdo definitivo que acabe con un contencioso que dura ya más de una década.
CONVERSACIÓN HISTÓRICA CON OBAMA
Por otra parte, Rohani también se ha esforzado por mejorar las relaciones de Irán con los países occidentales y de su entorno más inmediato. Quizá, el principal hito haya sido la histórica conversación telefónica que mantuvo a finales de septiembre con el presidente estadounidense, Barack Obama, el primer contacto entre los mandatarios de los dos países desde la Revolución de 1979.
Igualmente se ha producido una mejora en la relación con la Unión Europea y sus estados miembros. Así, además de la Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad, Catherine Ashton, han sido varios los ministros de Exteriores de los países miembros que han pasado en los últimos meses por Teherán, entre ellos el español José Manuel García-Margallo, con los ojos puestos en las oportunidades de negocio que se abrirán una vez se cierre el acuerdo nuclear.
También se han producido en los últimos meses acercamientos con los países del Golfo, que durante los últimos años habían visto con mucho recelo al Irán gobernado por Ahmadineyad. Prueba de ello ha sido la visita a principios de este mes del emir de Kuwait al país persa o la invitación que Arabia Saudí ha cursado para visitar el reino al ministro de Exteriores, Javad Zarif.
La visita que Rohani realizó la semana pasada a Turquía es significativa, puesto que Teherán y Ankara apoyan a los bandos enfrentados en Siria. El Gobierno de Recep Tayyip Erdogan ha sido, desde que estalló el conflicto en marzo de 2011, uno de los principales valedores de los rebeldes sirios, mientras que Irán es, junto a Rusia, el principal apoyo internacional del régimen de Bashar al Assad.
Precisamente, el apoyo a Damasco, al igual que al partido-milicia chií libanés Hezbolá y al grupo islamista palestino Hamás, que tanto recelo han suscitado siempre en Occidente, parecen mantenerse inalterables pese a la llegada de Rohani al poder.
SITUACIÓN INTERNA
Frente a este 'deshielo' en el plano internacional, la situación a nivel interno no parece haber cambiado mucho, si bien es cierto que, como reconocen los expertos, Rohani tiene las manos atadas en muchos aspectos, puesto que carece de control sobre los servicios de seguridad y el sistema judicial y debe superar las reticencias que suscita entre la elite conservadora del país, además de lograr el visto bueno de Jamenei.
En estos meses, Rohani ha realizado varias declaraciones más conciliadoras y pragmáticas respecto a las estrictas normas sociales y de prensa que imperan en el país. El último ejemplo ha sido su defensa de los seis jóvenes detenidos por haber colgado en la red una versión de la conocida canción 'Happy' de Pharrell Williams. "Dejemos que la gente elija su propio camino hacia el cielo. No podemos enviar a la gente al cielo a la fuerza o con un látigo", argumento. Los jóvenes fueron liberados al día siguiente de su arresto.
La liberación de la defensora de los Derechos Humanos Nasrin Sotoudeh, que cumplía una pena de seis años de cárcel, en septiembre pasado antes del viaje de Rohani a la Asamblea General de la ONU generó la esperanza de que tras ella vendrían otros presos políticos, pero no ha sido el caso.
"Fui puesta en libertad pero no liberada", ha lamentado Sotoudeh en declaraciones al semanario 'New Yorker'. "Cuando fuimos liberados, pensamos que esta tendencia iba a continuar, pero no lo hizo. Para mí, este tipo de libertad no tiene sentido cuando mis amigos siguen en prisión", explica la que fuera abogada defensora de muchos de los detenidos durante la ola de protestas que siguieron a la reelección de Ahmadineyad en junio de 2009.
MUSAVI Y KARRUBI SIGUEN DETENIDOS
Entre los detenidos por lo que se dio en llamar Movimiento Verde figuran los que fueran rivales de Ahmadineyad en esos comicios: Mir Hosein Musavi y Mehdi Karrubi, ambos bajo arresto domiciliario desde 2011 y contra los que tres años después siguen sin haberse presentado cargos.
En su último informe sobre Irán esta primavera, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, denunció que "la nueva administración no ha hecho ninguna mejora significativa en la promoción y protección de la libertad de expresión y opinión, pese a las promesas hechas por el presidente durante su campaña y tras su toma de posesión". Asimismo, criticó el "gran número de presos políticos" en el país, unos 900 según estimaciones de la ONU.
Tampoco el número de ejecuciones se ha reducido en estos meses. Así, según los datos de la ONU, en 2013 hubo al menos 500 ejecuciones, 57 de ellas en público, si bien la cifra real podría ser de hasta 625. Este mes, Iran Human Rights ha denunciado que en lo que va de año al menos 320 prisioneros han sido ejecutados, aunque las autoridades solo han reconocido 147. Así, subraya esta ONG, "se ha ejecutado de media a más de dos personas cada día en los primeros cinco meses de 2014".