NUEVA YORK 18 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) celebró este miércoles la entrada en vigor el próximo mes de agosto de la Convención sobre Bombas de Racimo que prohíbe la fabricación, uso y almacenamiento de este tipo de armamento.
Con la firma de 30 países, el tratado se convertirá en ley el próximo agosto. Los últimos en sumarse a la lista de países firmantes fueron, este mismo martes, Burkina Faso y Moldavia, aunque otros como Estados Unidos, Rusia, China o Israel han descartado su adhesión.
El director de la Oficina para la Prevención de las Crisis y Recuperación del PNUD, Jordan Ryan, felicitó a los Estados firmantes, entre los que también figura España, y destacó la "relevancia del texto". En este sentido, aludió a través de un comunicado de la ONU a la "urgente necesidad" de aplicar los artículos del documento y favorecer el desarme internacional.
Este tipo de armamento comenzó a usarse en la Segunda Guerra Mundial y, desde entonces, ha formado parte de las tácticas militares de 15 países. Rusia y Georgia utilizaron estas municiones durante el enfrentamiento que mantuvieron en agosto de 2008.
La amenaza de este tipo de munición va más allá de conflictos bélicos concretos. No todas las bombas de racimo disparadas durante las guerras explotan al impactar contra el suelo, lo que origina un riesgo añadido para la población civil que puede sufrir el impacto de estas armas años después del fin de un conflicto.
La ONU calcula que de las 10.000 personas muertas a causa de las bombas racimo el 98 por ciento eran civiles. El 40 por ciento de estas víctimas inocentes eran, además, niños.