BRUSELAS, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete en la que los líderes comenzarán a mostrar sus cartas para ver quién ocupará los puestos de presidente estable del Consejo y de futuro jefe de la diplomacia europea arrancó este jueves en Bruselas poco después de las 17.00 horas con la tradicional reunión con el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek.
El primer ministro sueco y presidente en ejercicio del Consejo, Fredrik Reinfeldt, acompañado del jefe de la diplomacia sueca, Carl Bildt, fue el encargado de recibir a sus colegas a la entrada del encuentro, que se prolongará hasta las 22.00 horas, cuando está previsto que finalice la cena de trabajo de los líderes.
Aunque la presidencia sueca extrema la prudencia y no quiere lanzar formalmente el debate sobre los candidatos para ocupar los puestos que crea el nuevo Tratado de Lisboa hasta que el texto sea ratificado por el presidente checo, Vaclav Klaus, la pregunta que más han escuchado de la prensa los participantes en la cumbre es cuál es su candidato a presidente y alto representante de la UE.
El ex primer ministro británico, Tony Blair, y los primeros ministros de Países Bajos, Jan Peter Balkenende, y de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, parten como favoritos, aunque no se descarta que haya un candidato 'tapado' que aparezca en el último minuto, como sucedió en 2004 cuando José Manuel Durao Barroso fue elegido inesperadamente como presidente del Ejecutivo comunitario.
Blair, además, se está revelando como una figura que puede dificultar el consenso. Y nombres que hasta ahora no aparecían en el tablero comienzan a hacerlo, como el ex canciller austriaco Wolfgang Schussel. De momento, el ex 'premier' británico cuenta con el apoyo explícito de su sucesor en Downing Street, Gordon Brown, para quien Blair sería un "excelente" candidato.
También le apoya expresamente el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. Sin embargo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que fue el primero en promover a Blair, ya no es tan entusiasta, y no está claro si la canciller alemana, Angela Merkel, aceptaría al ex primer ministro británico.
Mientras tanto, los países del Benelux lideran el frente anti-Blair con el argumento de que un país que no está en el euro ni en el espacio sin fronteras Schengen no puede ocupar la presidencia de la UE.
Así lo ha dicho el primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, que además en una entrevista al periódico 'Le Monde' se autopostuló para ocupar el cargo. Sin embargo, sus recientes enfrentamientos con Sarkozy y Merkel a cuenta de su escasa reacción frente a la crisis económica y a la inclusión de Luxemburgo en la lista gris de paraísos fiscales de la OCDE pueden restarle puntos.
Como tercera vía entre Blair y Juncker emerge en los últimos días la candidatura de Balkenende. De hecho, España ve con buenos ojos al primer ministro holandés como presidente permanente de la UE, ya que hoy por hoy es el candidato que parece generar un mayor consenso.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo hoy poco ante del inicio de la cumbre que él quiere un presidente "europeísta, con una gran vocación europea" que haga "una declaración de principios de fortalecimiento de la Unión, de lo común" y que sea "capaz de impulsar nuevos procesos de fortalecimiento de la Unión Europea" porque, en su opinión, "siempre que la UE ha dado pasos para unirse más y hacer más políticas comunes ha acertado y beneficiado a todos sus miembros".
Por otro lado, el presidente del grupo popular europeo (PPE), Joseph Daul, aseguró que Blair no es un buen candidato y dijo que quien ocupe el puesto debe ser un "unificador" y "muy buen europeo que esté dentro del Euro". Otros líderes, como la canciller alemana, Angela Merkel, o el primer ministro sueco abogaron por "esperar" hasta que se produzca la ratificación total del Tratado de Lisboa.
SOCIALISTAS EUROPEOS
Si finalmente no cuaja la opción de Blair para presidir la UE, ganaría muchos puntos la candidatura de Miliband para ocupar el puesto de Alto Representante, aunque el jefe de la diplomacia británica se ha autodescartado. Entre los candidatos que suenan para este puesto se encuentra también el ministro de Exteriores sueco, el liberal Carl Bildt.
Además, los socialistas europeos tienen una "clara determinación" de situar a uno de los suyos como sustituto de Javier Solana en el puesto de alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, que será también vicepresidente de la Comisión Europea, según admitió el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
CAMBIO CLIMATICO
La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno se iniciará con un debate, con escasas perspectivas de acuerdo, sobre la ayuda que dará la Unión Europea a los países pobres para reducir sus emisiones. La Comisión Europea resalta que sin esta ayuda será imposible que concluya con éxito la cumbre que se celebrará en diciembre en Copenhague, que tiene como objetivo alcanzar un acuerdo internacional de lucha contra el cambio climático que sustituya al protocolo de Kioto.
Bruselas ha propuesto que la UE dedique entre 2.000 y 15.000 millones de euros anuales a la altura de 2020 para ayudar a los países pobres luchar contra el cambio climático. Si hay un acuerdo en Copenhague, el flujo de ayudas debería iniciarse de inmediato, y en el periodo inicial entre 2010 y 2012 a los Veintisiete les correspondería aportar entre 500 y 2.100.
Las capitales no han avalado todavía las cifras propuestas por la Comisión. De hecho, algunos países, liderados por Alemania, creen que es prematuro que la UE descubra sus cartas cuando el resto de socios internacionales, especialmente EEUU, no están haciendo lo mismo. Entre los grandes países, sólo Reino Unido ha puesto sobre la mesa una cifra para la aportación de la UE, en concreto 10.000 millones de euros a la altura de 2020.
Sin embargo, el principal punto de desencuentro es cómo se repartirá la factura entre los Estados miembros. El Ejecutivo comunitario ha propuesto que se tengan en cuenta dos criterios: la capacidad de pago y la responsabilidad en las emisiones.
Pero un total de nueve países del este, liderados por Polonia, son reticentes a financiar este fondo y alegan su situación de menor desarrollo y el impacto de la crisis económica. Estos Estados miembros defienden que el único criterio de reparto sea el nivel de renta.