KABUL, 28 Oct. (Reuters/EP) -
Al menos nueve personas murieron este miércoles, incluidos cinco trabajadores de la ONU, en un asalto perpetrado por milicianos talibán a una residencia de la organización internacional en el corazón de Kabul. Los talibán advirtieron de que este ataque es "sólo el principio" de los que llevarán a cabo para perturbar la celebración de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales afganas, prevista para el 7 de noviembre.
Las Fuerzas de Seguridad afganas se hicieron con el control de la situación tras dos horas de enfrentamientos con los asaltantes, que según un policía que se encontraba en el edificio, Waheed Sadiqi, eran cinco o seis. Estos entraron en el recinto vestidos con uniformes de policía, según la Policía.
Adrian Edwards, portavoz de la ONU en Kabul, dijo que seis empleados de la ONU murieron en el asalto y que nueve resultaron heridos. Más tarde, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, condenó el atentado en el que, según dijo, murieron cinco miembros del personal extranjero de la organización. Las nacionalidades de casi todos los trabajadores de la ONU son desconocidas.
La oficina presidencial y la Policía indicaron que al menos un civil afgano y tres policías murieron también. El presidente afgano, Hamid Karzai, quien se enfrentará en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales al ex ministro de Asuntos Exteriores Abdulá Abdulá, calificó el ataque de "inhumano".
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, de visita en Pakistán, confirmó que entre los empleados de la ONU fallecidos hay un ciudadano estadounidense y condenó "enérgicamente" este "ataque cobarde".
Asimismo, Clinton manifestó que "Estados Unidos permanece firme en su apoyo a Naciones Unidas y a su trabajo, fundamental para ayudar al pueblo afgano a construir un futuro mejor. Permanecemos firmes en nuestro compromiso con Afganistán y el pueblo afgano y de trabajar con los afganos para concluir su proceso de elección presidencial". Más de 20 estadounidenses han muerto en Afganistán en los últimos días, recordó la jefa de la Diplomacia estadounidense.
Desde la sede de Naciones Unidas en Nueva York, el secretario general de la organización afirmó que el trabajo de la misma no se detendrá por el atentado de hoy. Ban aseguró que las víctimas del mismo llegaron a Afganistán no con pistolas o bombas, sino que "llegaron al país con un arma más poderosa, la esperanza. La esperanza de un futuro mejor para Afganistán y con el compromiso de ayudar a su pueblo a construirlo". "No nos frenarán en nuestro intento de seguir adelante con esta noble misión", aseveró.
"SÓLO EL PRINCIPIO"
Los talibán reivindicaron la acción y explicaron que atacaron la residencia de la ONU por el papel de Naciones Unidas en la organización de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. "Desde luego que uno de los objetivos del ataque talibán de hoy era demostrar que son una fuerza que puede desbaratar las elecciones", comentó el analista afgano Qaseem Akhgar.
Un reportero de Reuters pudo ver los cuerpos de tres de los presuntos suicidas, destrozados tras aparentemente hacer estallar los explosivos que llevaban consigo. Según Abdul Ghaim, un agente en el lugar de los hechos, la Policía cree que los asaltantes eran paquistaníes. Muchos de los insurgentes que operan en Afganistán se refugian o son de Pakistán.
"Hemos dicho que atacaríamos a cualquiera implicado en el proceso y el ataque de hoy es sólo el principio", declaró el portavoz talibán Zabihulá Mujahid, en una conversación telefónica con Reuters.
El secretario de prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, se refirió al asalto como un intento de desbaratar el proceso electoral que "no tendrá éxito".
La Unión Europea y la OTAN también condenaron el ataque y reiteraron su respaldo a la misión de la ONU en Afganistán. "En nombre de la OTAN, condeno enérgicamente los ataques que se han producido hoy en Kabul", afirmó el secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, en un comunicado.
"Las víctimas de estos ataques terroristas se dedicaban a ayudar a los afganos a mejorar sus vidas. Al atentar contra ellos, los talibán han demostrado de nuevo que son enemigos del pueblo afgano", afirmó Rasmussen.
Por su parte, la UE se declaró "conmocionada y consternada" por el "atroz acto de terrorismo", según dijo la presidencia sueca en una declaración difundida en nombre de los Veintisiete. La presidencia sueca expresó "su apoyo a la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán y su solidaridad con el personal de la misión y su compromiso con la paz y el desarrollo".
Naciones Unidas, que trabaja en Afganistán desde hace más de 50 años, anunció que revisará las medidas de seguridad después del atentado. "A la luz de la tragedia de esta mañana, miraremos si es necesario tomar otras medidas adecuadas para proteger a todo nuestro personal", indicó el jefe de la misión de la ONU en Afganistán, Kai Eide.
ATAQUE CONTRA UN HOTEL
Por otra parte, varios cohetes fueron disparados este miércoles contra el Hotel Serena, de propiedad extranjera y situado en el centro de Kabul, cerca del Palacio Presidencial, según testigos. El hotel de lujo, que ya fue atacado en enero de 2008 con un resultado seis muertos, es frecuentado por visitantes extranjeros y diplomáticos. Más de 100 huéspedes fueron llevados a un refugio subterráneo después de los ataques, que no dejaron víctimas, según un testigo.
Horas después del incidente de Kabul, Clinton aterrizó en Pakistán con la promesa de empezar una nueva página en las relaciones entre Washington e Islamabad. Las Fuerzas de Seguridad paquistaníes también están llevando a cabo una campaña contra los talibán cerca de la frontera con Afganistán. Este mismo día, en la ciudad de Peshawar (noroeste), un atentado en un mercado dejó cerca de 90 muertos.
El mes de octubre ha estado marcado por la inestabilidad política provocada por los acontecimientos relacionados con el proceso electoral y las bajas estadounidenses. Ayer mismo, ocho soldados estadounidenses murieron en el sur de Afganistán, según la OTAN.
El número de fuerzas estadounidenses asciende a dos tercios de los 100.000 soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), la misión de la OTAN en Afganistán, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, está considerando enviar 40.000 efectivos más al país.