Al menos 832 personas han fallecido por los terremotos y el posterior tsunami que afectaron el viernes a zonas costeras de la isla indonesia de Célebes, según un nuevo balance confirmado este domingo por la agencia nacional de gestión de desastres (BNPB). Los servicios de emergencia han admitido que el área afectada es mayor de lo que se creía inicialmente, por lo que prevén que el balance de víctimas siga aumentando a medida que pasan las horas. El sábado, el vicepresidente indonesio, Jusuf Kalla advirtió de que el número de fallecidos podría ser de varios miles. El portavoz de la BPNB, Sutopo Purwo Nugroho, ha elevado a 832 el balance provisional de fallecidos, mientras se sigue buscando a más víctimas entre los escombros de los edificios destruidos, bien por los temblores o por la fuerza con la que el mar entró en tierra firme. Solo en el Hotel Roa Roa de Palu se estima que hasta 60 personas han quedado sepultadas. El presidente, Joko Widodo, se ha desplazado este domingo hasta la zona afectada como gesto de apoyo a las víctimas y a los servicios de emergencia. "Sé que hay muchos problemas que necesitamos resolver a corto plazo, incluidas las comunicaciones", ha declarado Widodo, que ha pedido paciencia a la ciudadanía, según la agencia Reuters. Por su parte, el ministro del Interior, Tjahjo Kumolo, ha instado a ayudar a la población para que consiga comida y agua y ha prometido compensar a los negocios que se puedan ver afectados, después de que en estos dos días se hayan dado casos de saqueos. Unos 16.000 desplazados necesitan agua potable. El Gobierno indonesio destinará 560.000 millones de rupias (unos 32,3 millones de euros) como respuesta ante la tragedia a petición de la BNPB, según ha informado la agencia oficial Antara. Un primer terremoto, de magnitud 6 en la escala de Richter, sacudió la zona el viernes a las 16.00 (hora local), con un epicentro cercano a la localidad de Donggala. Un segundo seísmo de magnitud 7,4 golpeó el área de Palu y desencadenó el tsunami, que duró más de media hora y movió olas de hasta seis metros de altura. Save the Children calcula que cientos de miles de niños se han visto afectados por un desastre que ha dejado como "gran poblema" la falta de acceso a ciertas áreas. El director de programas de la ONG en Yakarta, Tom Howells, ha advertido de que, por lo poco que se sabe, la magnitud de la crisis es "inmensa", con edificios gfrandes derrumbados y áreas costeras "totalmente arrasadas". "Las organizaciones humanitarias y las autoridades locales estamos luchando para llegar a varias comunidades alrededor de Dongala, donde esperamos daños importantes y aún más víctimas. Tememos que esto sea así para muchas de las ciudades afectadas", ha añadido Howells en un comunicado. Save the Children ha recordado que, en un escenario de estas características, es "absolutamente crucial" prestar un "cuidado extra" a los niños en los próximos días, semanas y meses, entre otras razones porque numerosos menores habrán quedado separados de sus familias en pleno caos. Por su parte, la organización no gubernamental Oxfam ha anunciado durante la jornada que se prepara para entregar ayuda a 100.000 personas afectadas por los terremotos y posterior tsunami. Así, ha resaltado que sus socios locales están evaluando la situación sobre el terreno y ha agregado que se calcula que 1,5 millones de personas podrían verse afectadas por la catástrofe. "Es probable que miles de personas en una gran área necesiten ayuda urgente después de este poderoso terremoto y tsunami", ha dicho Ancilla Bere, directora humanitaria de Oxfam en Indonesia. "Oxfam está planeando provisionalmente una respuesta para llegar a 100.000 personas en la ciudad de Palu y el distrito de Donggala. Es probable que se centre en las necesidades inmediatas, como las comidas listas para el consumo, los kits de purificación de agua y los refugios de emergencia ", ha añadido. En este sentido, ha destacado que "el acceso y la comunicación siguen siendo una gran preocupación, con una carretera clave cortada por un derrumbe y otra infraestructura gravemente dañada". "Es alentador escuchar que las Fuerzas Armadas de Indonesia han movilizado aviones militares y helicópteros para llegar a las personas en las zonas afectadas", ha valorado. La ONG World Vision ha resaltado que los supervivientes necesitan alimentos, agua y refugio con urgencia, mientras que los niños requieren apoyo especializado, al tiempo que ha alertado de que la respuesta se ve obstaculizada por la devastación en la zona. En la zona trabajan en estos momentos 38 trabajadores de la organización, que cuenta con programas de desarrollo en Célebes. El gerente de la ONG en la zona, Radika Pinto, ha detallado que "muchos de los edificios están agrietados y se han derrumbado". "La mayoría de la gente construye refugios improvisados en las colinas, lejos del agua, porque les aterroriza otro tsunami. Sigue habiendo réplicas y la gente está en estado de pánico y huye gritando '¡Tsunami!'", ha dicho. "Mucha gente está hambrienta. El agua potable también es una gran necesidad porque los conductos de agua están rotos. Los hospitales están dañados y el personal médico tiene que prestar servicios fuera, se necesitan urgentemente suministros médicos", ha añadido. Asimismo, la coordinadora de campo de la ONG en Indonesia, Irna Pratiwi, se ha mostrado "conmocionada" por el terremoto. "Ahora, ocho empleados se quedan a dormir aquí junto a sus familias", ha desvelado. "World Vision ha puesto en marcha un pequeño puesto de entrega de alimentación para bebés y niños pequeños, junto con la comunidad que ha evacuado de sus hogares", ha relatado. Por último, el director nacional de World Vision en el país, Doseba Sinay, se ha mostrado "profundamente preocupado" por el impacto de la catástrofe en los niños, que "están aterrorizados por las réplicas y luchando para hacer frente a la incertidumbre y la pérdida de seres queridos". "Este es el segundo terremoto en dos meses que afecta a Indonesia y se cobra cientos de vidas y causa daños. Muchos de nuestros empleados están respondiendo al terremoto de Lombok del 5 de agosto que mató a más de 460 personas", ha lamentado.