CANBERRA 16 Nov. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro de Australia, Kevin Rudd, pidió perdón este lunes a los conocidos como los 'Australianos Olvidados', ciudadanos británicos que fueron víctimas de abusos o de abandono durante su infancia al ser enviados a Australia, algunos siendo huérfanos y otros sin el conocimiento de sus padres, en los centros y orfanatos en los que fueron acogidos entre la década de los años 20 y la de los años 70 en el marco del Programa de Niños Migrantes.
Casi 1.000 personas viajaron a Canberra desde distintos lugares de Australia para escuchar en el Parlamento las disculpas de Rudd y del líder de la oposición, Malcolm Turnbull. "Nos reunimos hoy para tratar un desagradable capítulo de la historia de nuestra nación y nos reunimos para ofrecer las disculpas de nuestra nación", dijo Rudd.
"A vosotros, los Australianos Olvidados y los que fuisteis enviados a nuestras costas cuando erais niños sin vuestro consentimiento (...). Lo sentimos", añadió el primer ministro. "Perdón porque de niños fuisteis separados de vuestras familias y enviados a instituciones donde a menudo sufristeis abusos, perdón por el sufrimiento físico, la inanición emocional y la fría ausencia de amor y ternura", continuó.
Muchos niños y niñas británicos fueron trasladados a países miembros de la Commonwealth, principalmente Australia y Canadá, con la promesa de una vida mejor. Pero, según la Fundación de Niños Migrantes, en Australia muchos sufrieron abusos, quedaron abandonados en instituciones o fueron utilizados contra su voluntad como peones en granjas. El primer ministro británico, Gordon Brown, también va a pedir perdón a estas personas, que son unas 7.000.
QUE NO SE REPITA
Aunque el Ejecutivo australiano ha descartado la posibilidad de indemnizar a las víctimas, Rudd indicó que sí recibirán una atención especial en la tercera edad. Asimismo, el Gobierno utilizará sus recursos para ayudar a estas personas a encontrar a sus familiares.
"Perdón por la tragedia, la tragedia absoluta de las infancias perdidas, las infancias pasadas en lugares austeros y autoritarios donde los nombres eran sustituidos por números", manifestó Rudd, que, entre aplausos, subrayó que esta disculpa representa un punto de inflexión para garantizar que no se repitan hechos como éstos.
"La verdad es ésta, una desagradable historia, y su fealdad debe describirse sin miedo y sin hacer favores a nadie si queremos hacer frente a los demonios de nuestro pasado", añadió el primer ministro, citado por la cadena ABC News.
Turnbull, por su parte, que se emocionó al relatar algunas de las historias que le habían contado las víctimas de los abusos, aseguró que este acto de perdón tiene el apoyo incondicional de la oposición. "Hoy es vuestro día", dijo a la multitud congregada en el Parlamento.
"Hoy reconocemos que os dejaron, con el corazón y el espíritu rotos, bajo la custodia --difícilmente se podría decir 'bajo el cuidado'-- de demasiadas personas que abusaron y os dejaron desatendidos (...), burlándose de la afirmación de que os separaron de vuestras familias por vuestro bien", declaró.
Muchos de los asistentes al acto escucharon las palabras de Rudd y Turnbull con lágrimas en los ojos. Unos 500.000 niños, incluidos miles de migrantes, se criaron en instituciones y centros de acogida gubernamentales. Muchos de ellos habían estado ejerciendo presión para obtener una disculpa por parte del Gobierno australiano, como recomendó un comité del Senado en 2004.
John Hughes, una de las víctimas presentes en el Parlamento que pasó ocho años en una institución de Frankston (Victoria) y varios años en centros de acogida y que sólo estuvo escolarizado durante dos años, dijo a los periodistas: "Hay un millón de cosas que podría contaros y no seríais capaces de escribir en el papel".
Así, Hughes señaló que cuando era niño le rompieron las piernas, le pusieron la cara en una cocina de gas, le apuñalaron y tuvo una madre de acogida que solía golpearle en la cabeza con un balancín. Como consecuencia de su traumática infancia, se intentó suicidar en varias ocasiones, pero su pasión por el deporte y su papel de padre le ayudaron a seguir adelante.