YAKARTA, 15 Sep. (Reuters/EP) -
Las autoridades de la turística isla indonesia de Lombok, que se vio sacudida por una serie de terremotos en julio y agosto que dejaron miles de desplazados, han declarado la emergencia sanitaria por malaria.
Los terremotos y las réplicas dejaron casi 500 muertos y causaron daños valorados en 5 billones de rupias (algo más de 300 millones de euros) en hospitales e infraestructuras públicas, entre otros edificios, en la costa norte de la isla. Lombok está menos desarrollada que la vecina isla de Bali, principal destino turístico de Indonesia.
Entre los 128 casos de malaria figuran mujeres y niños, ha indicado el jefe de la Agencia de Salud de Lombok Occidental, Rahman Sahnan Putra, en declaraciones a Reuters por teléfono. "Es una incidencia extraordinaria de malaria", ha subrayado, confirmando que se ha declarado la emergencia.
El Gobierno local ha solicitado 3.400 millones de rupias (casi 200.000 euros) al ejecutivo central y regional para que le ayude a financiar mosquiteras, kits para realizar los test por malaria y el esfuerzo de respuesta de emergencia, ha indicado.
Aunque la malaria es endémica en Lombok Occidental, los últimos análisis han revelado un incremento repentino de las infecciones, ha señalado otro responsable regional. "Se han hecho análisis de sangre a toda la comunidad", ha indicado Marjito, el jefe de la agencia de Salud de Nusatenggara Occidental, la provincia donde se encuentra Lombok.
El incidente está siendo tratado como "un brote estándar", ha explicado, añadiendo que los que han dado positivo a la enfermedad están recibiendo tratamiento y se ha fumigado con desinfectante sus lugares de residencia.
Muchos de los infectados habían estado viviendo en tiendas de campaña tras los terremotos y no habían descansado bien, lo que les hace más vulnerables, ha subrayado el responsable. Según ha dicho, se está cartografiando las zonas donde la malaria es endémica y se prevé distribuir miles de mosquiteras como medida de precaución.
Sin embargo, las autoridades temen que los esfuerzos para controlar la enfermedad se vean complicados por la llegada de la estación de lluvias en octubre, ya que los mosquitos que transmiten la malaria suelen proliferar en aguas estancadas.