MADRID, 27 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Gobierno de Bahréin ha tildado a los manifestantes pro democráticos del país de "chiíes subversivos respaldados por Irán" y ha destacado que el principal partido opositor, el Wefaq, "no quiere dialogar".
"Es un hecho bien conocido que están respaldados por Irán. El movimiento de oposición es sectario", ha dicho la ministra de Cultura bahreiní, Shaija Mai bint Mohammed al Jalifa, durante una mesa redonda celebrada en Estambul y organizada por el diario 'Turkish Policy Quarterly'.
Preguntada sobre los contactos que mantiene Manama con el Wefaq, Al Jalifa --miembro de la familia real del país, como la práctica totalidad de los altos cargos del Gobierno y el Ejército--, ha dicho que la formación política "no quiere dialogar ni cooperar con el Ejecutivo", aunque ha asegurado que Manama "lo seguirá intentando".
En este sentido, ha subrayado que el Gobierno permanece abierto a algunas reformas, pero que está molesto ante un cambio en el poder a favor de la comunidad chií. "En el caso de otros países árabes, hay demandas de cambio económico, pero en Bahréin (los manifestantes) presionan para un cambio político", ha valorado.
"Quieren un cambio en el sistema político, quieren que la autoridad religiosa sea suprema. Están cambiando la identidad nacional de Bahréin haciéndolo religioso", ha dicho. Al comienzo de las protestas pro democráticas, sectores de la comunidad suní aperturistas se unieron a las mismas, aunque el Ejecutivo ha mantenido su postura de etiquetar las protestas de "sectarias".
Entre las reclamaciones, respaldadas y apoyadas por ONG como Human Rights Watch y Amnistía Internacionales, están un mayor respeto a los Derechos Humanos, una ampliación de las garantías civiles y una disminución del poder de la familia Al Jalifa, que ejerce un control totalitario de los resortes de gobierno.
Por su parte, Irán ha desmentido en reiteradas ocasiones las acusaciones de Manama y ha dicho no estar participando de manera alguna en las protestas, aunque sí ha denunciado la represión de las manifestaciones por parte de las fuerzas de seguridad, que ha provocado la muerte de alrededor de 80 activistas.
Respecto a la situación de las mujeres en el país, Al Jalifa ha dicho que hay igualdad de género en cuanto a los términos de juego, que la mayoría de las becas son concedidas a mujeres y que hay mujeres en altos cargos. Sin embargo, ha matizado que las leyes civiles y las que rigen la vida familiar favorecen a las mujeres suníes sobre las chiíes. Este es otro de los puntos de las críticas de los manifestantes chiíes, que se sienten discriminados por la fe que profesan.
"Los líderes religiosos se niegan a permitir la protección de la mujer chií", ha dicho Al Jalifa para justificar esta diferencia legislativa, según ha informado el diario turco 'Today's Zaman'.