BRUSELAS, 22 Abr. (EUROPA PRESS) -
Bélgica cumple este viernes un año desde que el primer ministro, el democristiano Yves Leterme, presentó su dimisión e inició una crisis política forzada por las diferencias entre las dos principales comunidades --flamenca y valona-- que tiene al país con un Ejecutivo en funciones desde entonces.
El rey Alberto II de Bélgica tardó varios días en aceptar la renuncia del primer ministro en un intento por evitar la crisis, pero finalmente se convocaron elecciones anticipadas el 13 de junio de 2010, comicios que dieron la victoria a los secesionistas flamencos de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) que lidera Bart de Weber.
El monarca ha nombrado sin éxito a distintos mediadores para tratar de acercar posturas entre los siete partidos políticos --flamencos y valones-- implicados en las negociaciones para una profunda reforma de Estado, requisito previo para la formación de un nuevo Ejecutivo. El propio De Weber y el líder socialista francófono, Elio di Rupo, han asumido sin resultados esta misión.
Ahora el debate se centra en si las negociaciones deben seguir adelante dejando de lado a la N-VA, formación a la que muchos señalan como responsable de frenar al resto de partidos flamencos en las conversaciones para un compromiso.
Entre tanto, Bélgica ha ejercido la presidencia europea de la Unión Europea durante el segundo semestre de 2010, ha visto peligrar su imagen en los mercados y su Gobierno en funciones ha podido aprobar un presupuesto con una reducción del déficit mayor que la exigida por Europa y contribuir a la misión internacional en Libia.
Los jóvenes han convertido las patatas fritas típicamente belgas en el símbolo de su hartazgo por la incapacidad de la clase política para poner fin al bloqueo político y han llevado a cabo varias protestas para exigir una solución, la más importante con cerca de 30.000 personas manifestándose en Bruselas.
También han protagonizado otras iniciativas pintorescas como una acampada virtual frente a la sede del Gobierno para exigir la devolución de los impuestos si continúa el impasse o llamar a la población a dejarse crecer la barba hasta que se forme nuevo Ejecutivo.