NUEVA YORK, 23 Sep. (Reuters/EP) -
Brasil solicitó este martes una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para tratar la crisis en Honduras, avivada tras el inesperado regreso del derrocado presidente Manuel Zelaya al país.
En una carta enviada a los miembros del Consejo, el país iberoamericano mostró su preocupación por "la seguridad del presidente Zelaya y la integridad física de las instalaciones de la Embajada (brasileña) y su personal".
En la carta, el Gobierno brasileño reafirmó que "la Organización de Estados Americanos (OEA) continúa siendo el foro apropiado donde se debe encontrar una solución política a la situación en Honduras".
A su regreso a Tegucigalpa, Zelaya buscó refugio en la sede diplomática brasileña para esconderse de las autoridades que amenazan con enviarle a la cárcel. Hasta el lugar fueron llegando seguidores del depuesto líder que fueron atacados por bombas lacrimógenas de la Policía hondureña para dispersar la concentración.
Al menos dos bombas lacrimógenas entraron en el complejo que alberga la Embajada durante los disturbios mientras que el edificio sufrió interrupciones de los suministros de energía eléctrica y agua por algunas horas, según informó el ministro de Asuntos Exteriores brasileño, Celso Amorim, quien agregó que "no será tolerada" ninguna acción contra la misión diplomática de su país.
Brasil, que carece de asiento permanente en el Consejo de Seguridad, también pidió que le fuera permitido participar en cualquier reunión de esa instancia sobre la crisis que sigue a la vuelta de Zelaya a Honduras.
DOLOR DE CABEZA
Asimismo fuentes oficiales de Brasil afirmaron que la vuelta de Zelaya a Honduras, la tercera desde que fue expulsado en el golpe militar de junio, le generó un dolor de cabeza al Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ya que su decisión de refugiarse en la Embajada brasileña ha situado al país en el centro de la crisis y con la difícil tarea de hallar una solución a esta situación.
Según informó una fuente cercana a Lula, pese a que Brasil no reconoció al Gobierno 'de facto' y no le daba legitimidad a las elecciones convocadas para noviembre, el país intentaba no quedar en el centro de la disputa, algo que cambió tras la llegada de Zelaya al edificio diplomático. "Nosotros no reconocemos al presidente de facto. Ahora, lo que hizo Zelaya evidentemente genera un problema", dijo la fuente, que habló bajo condición de anonimato.
La jefa de gabinete, Dilma Rousseff, señaló que Brasil no está interfiriendo en los asuntos internos de Honduras, simplemente que no le quedó alternativa ya que no podía negarle protección a un presidente legítimamente electo. "El hecho de que él haya entrado no significa de ninguna manera que Brasil lo haya incentivado", dijo Roussef ante los periodistas.