JERUSALÉN, 16 May. (Reuters/EP) -
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, rechazó ayer las sugerencias de quienes le han instado a negociar con el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, comparando unas posibles conversaciones con su homólogo iraní con la "complacencia" que mostraron los países europeos hacia las exigencias del dictador Adolf Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial.
Durante su discursó en el Parlamento israelí, Bush aprovechó para intensificar su retórica contra Irán, reiterando que Washington se opone, al igual que el Estado hebreo, a las "ambición" de Teherán de fabricar armas nucleares.
Bush denunció que Ahmadineyad "sueña con devolver a Oriente Próximo a la Edad Media y pide para que Israel sea borrado del mapa". "Algunos parecen creer que deberíamos negociar con terroristas y radicales, como si algún argumento ingenioso fuera a persuadirlos de que estuvieron equivocados todo el tiempo. Hemos escuchado antes esta ilusión tonta", dijo Bush.
"Mientras los tanques nazis cruzaban Polonia en 1939, un senador estadounidense declaró: 'Señor, si sólo hubiera podido hablar con Hitler, todo esto podría haberse evitado'. Tenemos la obligación de llamar a esto como lo que es: el falso consuelo de la contemporización, que ha sido repetidamente desacreditado a lo largo de la historia", agregó.
Las declaraciones de Bush han sido interpretadas como un reproche al precandidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos Barack Obama, quien aboga por conversar, sin condiciones previas, con los dirigentes de países hostiles a Estados Unidos, como Irán y Cuba.
Aunque Bush no citó su nombre, Obama reaccionó rápidamente, acusando al presidente de hacer un "ataque político falso". Pero la Casa Blanca negó que Bush estuviera refiriéndose al senador por Illinois cuando censuró a quienes le instaron a hablar con "terroristas y radicales".
También podría haberse dado por aludido el ex presidente estadounidense Jimmy Carter, quien viajó a Oriente Próximo para reunirse con líderes del movimiento palestino Hamás y pedirles que se uniesen al proceso de paz entre israelíes y palestinos. Este encuentro fue desaconsejado y posteriormente rechazado por Israel y por Washington.