Podría verse obligado a dimitir presionado por su propio partido
LONDRES, 13 Sep. (Reuters/EP) -
Si los escoceses votan a favor de la independencia este 18 de septiembre, el primer ministro británico, David Cameron, podría enfrentarse a una feroz presión para dimitir a menos de ocho meses de las elecciones generales de mayo de 2015, han advertido esta semana parlamentarios de su partido.
La secesión de Escocia y por tanto la ruptura de Reino Unido sumiría a la política británica en la conmoción y, aunque Cameron ha dicho repetidamente que no dimitirá, la secesión podría muy bien suponer el principio del fin de su liderazgo.
Algunos diputados del influyente Comité 1922 Conservador, considerado como un barómetro del sentir en el partido, han estado sondeando opiniones sobre si Cameron mantendría su confianza en caso de que se impusiera el 'sí' en el referéndum, ha indicado a Reuters un parlamentario conservador.
"Va a recibir la responsabilidad si hay un voto afirmativo", ha subrayado el diputado, añadiendo que prevé que varios miembros del partido pidan públicamente que Cameron se marche si eso ocurriera.
El apoyo en las filas conservadoras podría verse reducido aún más si el Partido para la Independencia de Reino Unido (UKIP) gana su primer escaño en las elecciones parciales que se celebrará el mes que viene provocada por la deserción de uno de sus colegas euroescépticos a este grupo antieuropeo.
APARTADO POR SU PROPIO PARTIDO
Los conservadores tienen una largo historial de expulsar a sus líderes si los diputados temen por su propia reelección. Muchos ya están preocupados por la posibilidad de que el UKIP pueda 'tragarse' sus votos.
Fue Cameron quien accedió a celebrar la consulta escocesa y quien vetó incluir una tercera opción ofreciendo la devolución de más poderes en la papeleta, apostando porque una elección entre independencia sí o no daría una clara victoria a favor del status quo.
Aunque el 'premier' ha rechazado categóricamente dimitir y varios ministros, incluido el de Finanzas, George Osborne, al que se ve como posible futuro líder, se han expresado en el mismo sentido, pasar a la historia como el hombre que dirigía el país en el momento de su ruptura podría ser fatal para un líder de una formación oficialmente conocida como Partido de los Conservadores y Unionistas. Adoptó ese nombre en 1912 para subrayar su compromiso con la preservación de la unión ante el nacionalismo irlandés.
El exprimer ministro conservador John Major, elegido tras una revuelta interna en la que fue apartada la tres veces primera ministra Margaret Thatcher en 1990, ha defendido que Reino Unido vería muy disminuido su papel en el mundo por la salida de Escocia, si bien no ha querido valorar la situación de Cameron.
Varios parlamentarios conservadores han indicado a Reuters que detractores de Cameron dentro del partido, que han mantenido divergencias con él respecto a Europa, el matrimonio homosexual y la acción militar en Siria, podrían aprovechar la independencia para 'deshacerse' del 'premier', de 47 años.
"No estoy seguro de que esto ayude y no estoy seguro de que prospere", ha afirmado otro parlamentario conservador, que ha pedido no ser identificado. "Será muy desestabilizador", ha añadido. La mayoría de los conservadores consultados por Reuters sostienen que Cameron debería mantener su puesto independientemente del resultado en Escocia.
ALEJADO DE LA CAMPAÑA
Hasta que este miércoles acudió apresuradamente a Escocia, Cameron se había mantenido prácticamente ausente de la campaña, tras reconocer que su historial de inglés privilegiado y político de centroderecha no le convierte en la mejor persona para conseguir los votos de los escoceses, tradicionalmente izquierdistas.
La impopularidad de los conservadores en Escocia, donde el partido obtuvo uno de los 59 escaños en juego en las elecciones de 2010, ha dejado la defensa de la unión en manos principalmente del Partido Laborista.
El exministro de Finanzas laborista Alastair Darling encabeza la campaña 'Better Together' (mejor juntos) mientras que el exprimer ministro laborista Gordon Brown ha asumido esta semana un papel preponderante en la campaña por el no.
La pérdida de Escocia aumentaría la presión sobre Cameron del UKIP, que ha arrebatado votos a los 'tories' con su cruzada a favor de la salida de la UE y a favor de acabar con lo que denomina "puerta abierta" a la inmigración. "Cameron estaría acabado", ha considerado el eurodiputado del UKIP por Escocia, David Coburn. "Habrá una noche de los cuchillos largos", ha vaticinado.
Si Cameron fuera apartado, algunos esperan que el partido busque un líder más euroescéptico. El ministro de Exteriores, Philip Hammond, es uno de los posibles candidatos, al igual que la ministra del Interior, Theresa May, y el alcalde de Londres, Boris Johnson, si bien este último necesitaría conseguir antes un escaño en el Parlamento.
SITUACIÓN DELICADA PARA MILIBAND
Aunque el referéndum podría sellar la suerte de Cameron, las opciones del líder de los laboristas, Ed Miliband, de ganar una mayoría duradera también se verían puestas en duda ante la perspectiva de que su partido perdiera los 41 parlamentarios que tiene por Escocia.
En caso de que gane el 'sí', la separación formal no está prevista hasta marzo de 2016, lo que significa que los escoceses votarían en las elecciones del próximo 7 de mayo, pero sus parlamentarios tendrían que dejar sus escaños en un año. Eso podría hacer caer a un Gobierno laborista si Miliband ganara el año que viene.
Los diputados, incluido el 'número dos' de los laboristas escoceses, Anas Sarwar, han advertido de que la independencia aumentaría las probabilidades de que hubiera un gobierno conservador en el resto de Reino Unido.
Para Peter Kellner, presidente de la encuestadora YouGov, "si excluimos Escocia, las opciones de Miliband se evaporan". "El voto de la próxima semana podría no solo cambiar Escocia, podría transformar lo que ocurre en Westminster", ha advertido.