Clima.- El experto Frits Hesselik duda de que se llegue a un acuerdo suficiente de reducción de Co2 en diciembre

Actualizado: martes, 15 septiembre 2009 21:24

MADRID 15 Sep. (EUROPA PRESS) -

El experto en materia de conservación de la naturaleza Frits Hesselink confesó hoy su "miedo" y dudas de que en la Conferencia de la ONU que se celebrará el próximo mes de diciembre en Copenhague (Dinamarca) los políticos lleguen a un acuerdo "suficiente" y eficiente para detener el cambio climático. "No soy muy optimista por el momento", reconoció.

Así, Hesselink, ex presidente de la Comisión de Educación y Comunicación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), aseguró en una entrevista concedida a Europa Press, con motivo de su visita a España para inaugurar el ciclo de Conferencias 'El Hombre y la Tierra: hablando de vida y desarrollo sostenible', que en Copenhague se llegará a un acuerdo, al tiempo que se preguntó "¿De qué tipo?. En ese sentido, temió que el porcentaje de reducción de emisiones "no serán suficientes" y el dinero que pondrán en la mesa para ayudar a los países menos desarrollados para acceder a tecnologías y adoptar sus propias medidas contra el calentamiento global, "tampoco".

Además, añadió su impresión de que los principales negociadores --los ministros de Medio Ambiente de los países-- no tienen aún la suficiente libertad como para negociar, ni si quiera la Unión Europea porque, a su juicio, aunque ésta haga mucho más esfuerzo que el resto, también hay otros países de los que duda que se quieran "comprometer más allá".

A ese respecto, el ex responsable de la IUCN urgió a la sociedad a reflexionar sobre las consecuencias de los hábitos del estilo de vida actual, así como en el coste para poder caer "verdaderamente" en la cuenta de cómo éste modelo "impacta" contra el mundo, con el objetivo de lograr un desarrollo sostenible. Por eso hizo un llamamiento a pensar en el "coste" de todo ello y en las consecuencias de los hábitos actuales, desde abrir el frigorífico al aumento del consumo de carne.

Igualmente, señaló la necesidad de entender que el cambio climático no es sólo un problema medioambiental sino "principalmente" de seguridad mundial. De este modo, puso de ejemplo el derretimiento de los glaciares del Himalaya, de los que dependen países como India, China o Pakistán, lo que se traduce en que no habría ni siquiera agua para cultivar arroz y la gente "se moriría de hambre y sed". "Antes pensábamos que ese era un riesgo que podrían llegar a ver nuestros nietos, 20 años después pensábamos que ya nuestros hijos podrían asistir a ello. Hoy sabemos que incluso nosotros mismos veremos ese día", apostilló.

POLÍTICOS NO CONCIENCIADOS

En ese sentido, acusó a los políticos, particularmente a los de los países más desarrollados de no estar "concienciados" con esto, "probablemente porque no han experimentado en sus carnes el cambio climático". De este modo, puso de ejemplo la postura de algunos políticos como los del norte de Canadá, donde aseguró que ya sufren las consecuencias de la fusión del hielo, que es distinta incluso a la de los del sur de su mismo país, o de Estados Unidos".

En general, justificó este hecho en recientes investigaciones científicas que revelan que el cerebro humano actúa ante la intuición según la experiencia personal previa, lo que influye en las relaciones. Asimismo, explicó que el cerebro sólo puede manejar al mismo tiempo dos miedos o temores y nunca tres o más, por lo que "en este momento de crisis económica mundial, puede que el problema del cambio climático quede relegado a otro plano", algo que le parece "muy preocupante". "Así trabaja el cerebro humano, y también el de los políticos que se están enfrentando a la situación económica más grave de los últimos tiempos", señaló.

IMPLICACIÓN MUNDIAL

En todo caso, más allá de las negociaciones y de los acuerdos de reducción de emisiones que, bajo su punto de vista, deben tomar 1990 como año base de referencia, dijo que se es "serio" y "de verdad" se quiere solucionar el problema es urgente un "cambio de estilo de vida en Europa y otros países desarrollados".

"Tenemos que imaginar nuestra vida con un 50 por ciento menos de emisiones por persona. Lo que más influye es el consumo de coche, de electricidad y de carne. Debemos reducir esto, pero dejamos todo en 'stand-by'. Deberíamos apagar toda la electricidad cuando no la consumimos, pero desde mañana mismo. Es sencillo", sentenció.

En cuanto al modelo energético, Hesselink se declaró "personalmente en contra" de la energía nuclear ya que aunque no genera emisiones, destacó los problemas que produce "especialmente" la seguridad nuclear y los residuos. Si bien, reconoció que es preciso un "periodo amplio de transición, porque no se puede pasar totalmente a las energías renovables de un día para otro".

Por otro lado, subrayó el nuevo papel que pueden jugar las personas que viven en el medio rural y, en particular, los agricultores y ganaderos como "gestores de ecosistemas". En ese sentido, propuso que, en vez de cobrar los subsidios de la Unión Europea, cobren directamente un sueldo para ser trabajadores, cuidadores y gestores de la biodiversidad y los ecosistemas cercanos. "Si hablamos de detener el cambio climático, la mejor garantía es pagar a la gente para que, por ejemplo, cuiden los árboles y eviten las talas", indicó.

Sin embargo, reconoció que a nivel europeo se han producido mejoras evidentes en la biodiversidad aunque aún quedan "muchos retos". "No sólo hay malas noticias, la gente también debe saber que si se hacen cosas, se mejora. Hace algo más de 20 años en el río Rhin no se podía ni pescar, y ahora sí", alentó.

También, desconfió de la función positiva que pueden desempeñar los medios de comunicación ante este problema mundial del cambio climático, pero propuso que éstos destaquen cómo puede un "ciudadano consciente" contribuir por sí mismo o lograr exponer los beneficios de un "modo de vida verde" centrándose en los aspectos positivos de ejercer la sostenibilidad.

Entre estos efectos, aseguró que un cambio de hábitos proporciona una existencia más "placentera", más ahorro, así como una mejor vida, más saludable y feliz. "La gente se concentra en aspectos materiales, pero si en vez de ver la televisión gastando electricidad disfrutas del tiempo dando un paseo o leyendo un libro a tus hijos, la vida es mejor. Deberíamos centrar nuestro placer en aspectos menos materiales", concluyó.