Crisis constitucional y nuevos comicios, posibles escenarios en Reino Unido

Cameron, Miliband y Clegg
Foto: POOL NEW / REUTERS
   
Actualizado: martes, 5 mayo 2015 14:44

Los partidos prevén tomar la iniciativa, pero los expertos se muestran divididos ante las opciones en un país sin constitución escrita

   LONDRES, 5 May. (EUROPA PRESS) -

   El empate técnico que las encuestas otorgan a los dos principales partidos británicos en las generales de este jueves anticipa un escenario sin precedentes en la historia moderna de Reino Unido que no sólo dificulta predecir la identidad del próximo inquilino de Downing Street, sino que desafía el funcionamiento institucional de un país sin constitución escrita.

   La metodología a seguir una vez completado el escrutinio en las primeras horas del viernes se basa en una batería general de convenciones fijadas por la Oficina de Gabinete, un organismo permanente de altos funcionarios del Estado que vela por el normal funcionamiento de la Administración y que cobraría especial importancia en el panorama que avanzan los sondeos.

   Sin embargo, este armazón constituye una referencia genérica, no un manual vinculante, por lo que Reino Unido se adentraría en un territorio desconocido en el que la rapidez de iniciativa de las dos únicas formaciones con posibilidades reales de situar a su candidato en el número 10 será clave para garantizar las llaves de la residencia oficial.

   La cuestión fundamental que domina el debate, junto al esperado baile de alianzas estratégicas para asegurar una mayoría en Westminster, es la legitimidad, es decir, la autoridad moral para intentar formar gobierno en un panorama en el que la fuerza más votada no tiene por qué ser necesariamente la que acabe en el poder.

   De momento, la demoscopia otorga a los conservadores un mayor número de diputados que a la actual oposición laborista, un desenlace que convertirá la diferencia de asientos en el factor crucial a la hora de plantear la formación de un ejecutivo.

REEDICIÓN DE LA COALICIÓN

Cameron

   De acuerdo con fuentes próximas al aspirante a la reelección citadas por los medios afines, David Cameron estaría manejando la posibilidad de reeditar la coalición para apuntalar sus opciones en nombre de la continuidad, pero la debacle que las encuestas atribuyen a los liberaldemócratas, que podrían ver sesgada a la mitad su presencia en la Cámara de los Comunes, amenaza con dejar a los actuales socios lejos de la mayoría de 326 diputados.

   Teniendo en cuenta que, tradicionalmente, los republicanos norirlandeses del Sinn Féin nunca toman posesión de sus escaños, el umbral se reduciría a 323, pero aún así una potencial repetición del actual bipartito podría afrontar serias dificultades para aprobar proyectos legislativos clave, en caso de que las demás fuerzas parlamentarias uniesen fuerzas para tumbar al Ejecutivo.

   En este sentido, el viernes por la mañana estará dominado por quién está en posición de garantizar una mayoría estable en Wesminster, un estatus que no implica necesariamente ser la formación más votada, sino la que puede formar gobierno. En teoría, esta posibilidad está abierta a todas, pero en la práctica quien quiera ocupar Downing Street tendrá que probar que cuenta con el respaldo suficiente para obtener luz verde en los paquetes fundamentales que mantienen el normal funcionamiento del país.

   Por ello, en previsión de obtener el mayor número de parlamentarios, el escenario que se maneja es que David Cameron se atribuya la victoria, si bien su rival laborista, el debutante Ed Miliband, podría desafiar esta proclamación si puede defender sus opciones de gobernar mediante una coalición formal con otras fuerzas, a través de un sistema de confianza y apoyo, o una administración en minoría que negocie votación por votación cada ley en el Parlamento.

   De momento, el golpe táctico de Miliband al asegurar que no recurrirá a los nacionalistas escoceses, quienes podrían convertirse en la tercera fuerza en Wesminster, con hasta 50 escaños de los seis con los que cuentan actualmente, desafía la aritmética parlamentaria y obligaría al Laborismo a pactar con los liberal-demócratas.

NEGOCIACIONES PARALELAS

Miliband

   El actual socio minoritario de la coalición se ha dejado querer por los dos principales partidos, pero hasta ahora ha declarado que hablará exclusivamente con la fuerza más votada, de acuerdo con los sondeos, los conservadores. Como consecuencia, la lógica política establece que Cameron intentará recabar una mayoría suficiente y sólo en el caso de que no lo lograse y Miliband sí, dimitiría como primer ministro y el candidato laborista se mudaría a Downing Street.

   Con todo, Miliband no tiene que aguardar a que las negociaciones de los 'tories' colapsen, como quedó claro en 2010, cuando los dos principales partidos negociaron en paralelo con los liberaldemócratas. Por entonces, fueron necesarios cinco días para que la fuerza bisagra que abría la puerta del número 10 se decantase por los 'tories' y, aunque actualmente no hay límite temporal, Cameron tendría hasta el 18 de mayo, cuando el Parlamento se sentará por primera vez, para obtener un acuerdo o renunciar al poder.

   El elemento fundamental que definirá sus opciones es si puede aprobar el denominado Discurso de la Reina, el paquete de previsiones legislativas del año entrante que, en la práctica, supone un voto de confianza para el Gobierno.

   Sin embargo, en un escenario sin mayorías absoluta, el rechazo implicaría una delicada pinza entre el Laborismo y el Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés), con el apoyo de otras fuerzas menores, una perspectiva que dejaría a la actual oposición en una complicada tesitura si la ciudadanía considera que está boicoteando la estabilidad del país para tomar un poder que las urnas le negaron.

POTENCIAL BLOQUEO INSTITUCIONAL

Clegg

   Este escenario amenaza con provocar un bloqueo institucional que podría generar unas nuevas generales a corto plazo. Su convocatoria, con todo, es más complicada desde que en 2010 la coalición estableciese mandatos fijos de cinco años, retirando así la potestad que, hasta entonces, otorgaba a los 'premier' británicos la decisión de cuándo convocar elecciones.

   Como consecuencia, actualmente sólo es posible repetir proceso electoral si dos tercios de los diputados votan por ello, lo que necesariamente implicaría que laboristas y conservadores se uniesen para tumbar al Gobierno. La única alternativa sería la denominada votación de "no confianza", que requeriría de mayoría simple y que acarrearía la convocatoria de elecciones en 14 días, a no ser que un nuevo ejecutivo obtuviese la confianza de los Comunes antes de ese plazo.

   En cualquier caso, la ausencia de una constitución escrita impide establecer contingencias para cada caso y los expertos se muestran divididos, ya que existen potenciales opciones para convocar elecciones, como que el primer ministro promueva un voto de no confianza sobre su propio gobierno, una alternativa que paradójicamente obligaría a sus diputados a abstenerse.

   Asimismo, en un contexto de inestabilidad que, entre otras posibilidades, implicase el rechazo al Discurso de la Reina, el mismo 'premier' podría dimitir y entregar el timón al líder de la oposición, una tesitura complicada puesto que implicaría un cambio del partido en el poder sin el refrendo de las urnas, una situación sin precedentes en Reino Unido y que, según los expertos, podría generar un crisis constitucional.

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