Actualizado: viernes, 18 octubre 2013 7:40


CIUDAD DE PANAMÁ, 18 Oct. (EUROPA PRESS/Beatriz Fernández) -

La XXIII Cumbre Iberoamericana, en la que los líderes latinoamericanos, de España, Andorra y Portugal están llamados a renovar este foro, que pasará a reunirse cada dos años, arranca este viernes con un elevado número de ausencias, entre ellas la del Rey, convaleciente de su última operación de cadera, y al menos nueve presidentes latinoamericanos.

Los últimos en cancelar su asistencia han sido los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Guatemala, Otto Pérez Molina, que han argumentado motivos de agenda interna, como la mayor parte de los ausentes, con la excepción del Rey y de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que se recuperan de operaciones recientes.

Tampoco viajarán a la capital panameña los presidentes de Brasil, Dilma Rousseff; Venezuela, Nicolás Maduro; Chile, Sebastián Piñera; Ecuador, Rafael Correa; Uruguay, José Mujica; y Cuba, Raúl Castro.

Sí estarán en Panamá el jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy; el primer ministro andorrano, Antoni Martí, y el presidente y primer ministro de Portugal, Anibal Cavaco Silva y Pedro Passos Coelho.

Al igual que los presidentes de Panamá, Ricardo Martinelli, que ejerce de anfitrión; México, Enrique Peña Nieto; Colombia, Juan Manuel Santos; Perú, Ollanta Humala; Bolivia, Evo Morales; Paraguay, Horacio Cartes; Guatemala, Otto Pérez Molina; El Salvador, Mauricio Funes; Honduras, Porfirio Lobo; Nicaragua, Daniel Ortega, y Costa Rica, Laura Chinchilla.

El Príncipe de Asturias se ha desplazado a Panamá para participar en la agenda social de la cumbre, pero no estará presente en las sesiones de trabajo, ya que no puede sustituir al Rey en una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno.

Don Juan Carlos, que nunca antes había faltado a una cumbre iberoamericana desde que se fundaron en 1991, ha grabado un vídeo dirigido a sus colegas iberoamericanos que se proyectará en la inauguración de la cumbre.

ESPACIAR LOS ENCUENTROS

Los líderes iberoamericanos están llamados en Panamá a renovar este foro, que pasará a reunirse una vez cada dos años. Desde la I Cumbre de Guadalajara en 1991, en Latinoamérica han surgido diversos procesos de integración con sus respectivos sistemas de cumbres, que hacen coincidir a los líderes de la región varias veces al año. Entre estos foros, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se reúne a nivel de jefes de Estado y de Gobierno con la UE cada dos años.

Ante esta multitud de reuniones en el calendario, los líderes iberoamericanos decidirán alternar las cumbres iberoamericanas, hasta ahora con periodicidad anual, con las cumbres UE-CELAC, de manera que las primeras se celebren en años pares y las segundas, los impares, han informado fuentes del Ejecutivo español. La cumbre de México en 2014 será la última que se celebre con periodicidad anual.

Los líderes estudiarán también en Panamá otra serie de propuestas incluidas en el informe que le encargaron sobre la materia al expresidente chileno Ricardo Lagos; el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias y la excanciller mexicana Patricia Espinosa.

El documento sugiere a los líderes que aborden en su diálogo político "los grandes temas del debate internacional, incluyendo los que ocupan al G20", los problemas de seguridad ciudadana que sufre Latinoamérica y el Caribe en particular y los temas de inmigración.

Recomienda además que en las cumbres se destine "el mayor tiempo posible" al diálogo informal entre los jefes de Estado y de Gobierno, conocido como almuerzo retiro, en el que participan solo los líderes, sin la compañía de sus asesores para favorecer un ambiente de mayor complicidad.

También propone reforzar la Secretaría General Iberoamericana, el organismo que apoya al país de turno en la organización de la cumbre y que da seguimiento a los programas de cooperación que se van aprobando.

En concreto, sugiere integrar en su estructura al resto de organizaciones iberoamericanas: la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura; la Organización Iberoamericana de Seguridad Social; la Organización Iberoamericana de la Juventud y la Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos.

Asimismo, aconseja que la SEGIB abra más oficinas de representación en América Latina. Con sede en Madrid, la secretaría tiene oficinas en Brasilia, México, Montevideo y Panamá.

La mayor parte del presupuesto de la SEGIB, creada en 2005, lo financia en la actualidad España, en concreto un 60 por ciento, mientras que Portugal aporta un 10 por ciento y el 30 por ciento restante, los países latinoamericanos. La cuota latinoamericana la asumen principalmente México, Brasil y Argentina, que juntos suman el 24,71 por ciento.

El 'informe Lagos' propone una proporción de 60/40. Esto es, que España aporte el 55%, Portugal y Andorra un 5 por ciento y los países latinoamericanos el 40 por ciento, a repartir en función de la escala de cuotas de la ONU. A medio plazo se debería ir a una proporción de 50/50 entre las cuotas que aportan América Latina, por un lado, y los países europeos por otro.

¿HACIA UN ERASMUS IBEROAMERICANO?

El documento propone, por otra parte, la creación de un sistema de becas para estudiantes de educación superior y posgrado, similar al programa Erasmus, y un mecanismo de créditos académicos, grados y títulos universitarios para favorecer el flujo de talentos en la comunidad.

También recomienda poner en marcha un Fondo de Cooperación Iberoamericano, abierto a la participación público privada, para financiar los proyectos de la colaboración iberoamericana.

DESPEDIDA DE ENRIQUE IGLESIAS

La cumbre de Panamá será la última para el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, que termina en enero su mandato. En principio, los líderes no tienen que elegir un sustituto hasta enero, aunque tampoco se descarta que tomen una decisión al respecto en Panamá si alcanzan para entonces un consenso.

Hasta la fecha, suena como candidata el nombre de la economista costarricense Rebeca Grynspan, actual administradora asociada del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La apoyan, entre otros, España, aunque aún no tiene el consenso de los 22 países de la comunidad.

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