Demandan ante la AN al ex presidente Cristiani por encubrir a los asesinos del padre Ellacuría

Actualizado: viernes, 14 noviembre 2008 0:37

MADRID, 13 Nov. (OTR/PRESS) -

Dos Grupos de defensa de los Derechos Humanos denunciaron ante la Audiencia Nacional española al ex presidente de El Salvador Alfredo Cristiani, por tratar de encubrir a los militares que asesinaron al español Padre Ignacio Ellacuría, a otros cinco jesuitas y a su ama de llaves y su hija en 1989. También solicitaron una pena para los 14 ex oficiales y soldados que llevaron a cabo la matanza en la Universidad Centroamericana (UCA) de El Salvador, una de las más cruentas que se produjeron durante la guerra civil, que duró desde 1980 hasta 1992.

La Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE), respaldada por el Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA), con sede en San Francisco (Estados Unidos), aseguraron que "en el momento de la masacre, Alfredo Cristiani era el presidente de El Salvador y el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas", y en la denuncia presentada aseguran que "tuvo un papel activo encubriendo y el delito y obstaculizando las investigaciones".

La denuncia se apoya en el principio de Justicia Universal, que en 1998 permitió el arresto del ex dictador chileno Augusto Pinochet. hora, el juez Eloy Velasco, titular del juzgado central de instrucción número seis de la Audiencia Nacional, debe decidir si acepta el caso y presenta cargos contra los hombres, que en su propio país estarían protegidos por una Ley de Amnistía que sirve de refugio a los antiguos combatientes de la guerra de El Salvador, algo muy criticado por las asociaciones demandantes.

SANCIÓN PARA LOS ASESINOS

El caso pide también una condena para los 14 ex oficiales y soldados que participaron en la masacre ocurrida en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, cuando entraron en las instalaciones de los jesuitas en la UCA, de la que el padre español era rector, y mataron premeditadamente al propio Ellacuría, a los sacerdotes españoles Amando López, Juan Ramón Moreno, Segundo Montes e Ignacio Martín Baró, al salvadoreño Joaquín López y López, y a la ama de llaves Elba Julia Ramos y su hija Celina, de tan sólo 16 años.

Ellacuría estuvo varios días en España para recoger un premio durante noviembre del 89, y mientras estaba ausente, se produjo un pequeño levantamiento en la zona de San Salvador, en la que se produjeron numerosas amenazas contra el Padre y los jesuitas, acusados de "promover el comunismo" en el país, de "infectar" los cerebros de los jóvenes, de ser los cabecillas de los revolucionarios... A pesar de ello, Ellacuría volvió al país centroamericano el día 14, llamado por orden del propio presidente Cristiani, que le pedía que colaborase en un grupo que debía investigar un atentado ocurrido recientemente.

A la segunda noche de estar en su hogar de la Universidad, un grupo de soldados llegó, aproximadamente a las dos de la madrugada, y empezó a abrir las puertas del edificio de los jesuitas a la fuerza. Pensando que se trataba de un ejercicio rutinario, los padres colaboraron con ellos, pero no contaban con el final que les esperaba. Los soldados obligaron a los 5 jesuitas españoles a tumbarse en el suelo, y tras un tiempo, les dispararon hasta matarles. En una estancia cercana se encontraban la ama de llaves y su hija, a las que mataron cuando abandonaban el lugar.

Por otro lado, el padre salvadoreño López no se encontraba en ese edificio, y cuando salió a ver que ocurría los soldados le dijeron que se acercase, que con él no había problemas. Pero decidió volver a su habitación, y cuando estaba en la puerta del edificio le dieron un tiro. Creyéndolo muerto, uno de los soldados pasó por encima para inspeccionar el edificio, pero el padre lo agarró de la pierna, por lo que se dio la vuelta y le disparó hasta rematarle.

YA JUZGADO

Estos hechos fueron juzgados en El Salvador en 1992, pero sólo fueron condenados el coronel Guillermo Benavides y el teniente Yussy Mendoza, que además sólo cumplieron la pena hasta marzo de 1993, cuando se aprobó la ley de Amnistía para los participantes de la guerra. Por este motivo es criticada dicha ley, pues según declararon las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos al presentar la iniciativa, "ningún país puede dictar leyes de impunidad para auto protegerse, para auto amnistiarse cuando se produce una vulneración de la vida, de la libertad y de la integridad física de las personas".

Sin embargo, la muerte de los jesuitas no fue en vano, pues junto con otras masacres ocurridas en aquellos años, como la violación y asesinato de un grupo de monjas, atrajo la atención de los medios internacionales hacia el conflicto armado, lo que ejerció gran presión sobre el Gobierno salvadoreño, lo que pudo acelerar el final de la guerra.