MADRID 16 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un total de 225.842 personas perecieron en 2008 en los distintos desastres acaecidos en todo el mundo, convirtiendo ese ejercicio en el segundo año más mortífero del siglo, por detrás de 2004, cuando se produjo el tsunami en las costas del océano Índico, según el 'Informe Mundial sobre Desastres 2009' de la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
La causa de esta cifra tan alta de víctimas mortales se debió a las dos catástrofes naturales más devastadoras del año pasado: el ciclón Narguis, que dejó 138.366 muertos en Birmania, y el terremoto de Sichuán (China), que se llevó por delante 87.476 vidas.
Según la organización, estos dos desastres contabilizaron el 93 por ciento del total mundial de los fallecidos en desastres durante 2008, aunque ese año se produjeron menos desastres que en cualquier otro año de la década anterior: 326 desastres naturales y 259 desastres tecnológicos.
Así, los 213 millones de damnificados por desastres naturales en ese ejercicio fue similar al de otros años e inferior a los 270 millones en que se sitúa la media de la década. De estos, más de un tercio se debió a las duras condiciones hibernales que se sufrieron en varias provincias de China.
INVERTIR EN PREVENCIÓN
El documento, que fue presentado hoy, señala que para hacer frente a la situación, en este contexto de crisis económica mundial, la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja insta a los organismos de socorro en caso de desastres que se centren en medidas de prevención eficaces en función de los costos más que en onerosas intervenciones.
Además, frente a la incertidumbre sobre los presupuestos de ayuda en pleno deterioro de la economía mundial, un enfoque relativamente nuevo de la labor de socorro, denominado 'Alerta temprana, acción temprana', contribuirá a salvar más vidas por dólar, se apunta en el Informe Mundial sobre Desastres de la Federación Internacional presentado hoy a la prensa.
Según la edición 2009 de este informe, en términos de impacto humanitario, el dinero público vale cuatro veces más si se gasta en medidas de preparación antes de que sobrevengan los desastres, y no en costosas intervenciones posteriores.
Por ello, la organización urge a incrementar el trabajo con las comunidades antes de que se produzca una crisis o un desastre en vez de hacerlo a posteriori, ayudando a los afectados a tomar medidas para reducir al mínimo las pérdidas humanas y materiales.