El desierto de Níger, punto clave de la migración a Europa que da empleo a traficantes y ciudadanos

Vendors sell goods outside the International Organization for Migration (IOM) mi
REUTERS / JOE PENNEY
Actualizado: miércoles, 28 marzo 2018 19:21

AGADEZ, (NÍGER), 28 (Thompson Reuters Foundation/EP)

Agadez, una ciudad ubicada en el sur del desierto del Sáhara que ha sido centro del flujo de migrantes hacia Europa durante varios años, ha visto cómo esta economía paralela que beneficiaba a traficantes y parte de la población ha perdido gran parte de su peso debido al endurecimiento de las políticas de la Unión Europea (UE) en la zona.

Abdoul Ahmed, mecánico de 31 años en Agadez, medía el beneficio en clientes. Cuando la inmigración a Europa alcanzó su pico más alto en 2015, decenas de coches acudían a su tienda para cambiar los neumáticos antes de cruzar el desierto.

Desde el año pasado, su clientela diaria se ha reducido a una o dos personas, lo que le supone cuatro dólares (tres euros) al día a compartir con los otros cinco empleados del taller.

Durante años, Agadez ha sido una parada clave para los africanos que viajaban al norte, donde encontraban los medios necesarios para iniciar su desplazamiento.

De esta situación se beneficiaron traficantes y ciudadanos, que les proporcionaban comida, alojamiento y transporte hasta que la UE comenzó a controlar la zona de manera más exhaustiva.

"Nos preocupa la gente que ofrecía sus servicios a los migrantes. Actualmente también están en riesgo", ha señalado el gobernador de Agadez, Sadou Soloke.

En la ciudad, las 6.000 personas que trabajaban gracias a la migración se han quedado en paro. La inmigración creó una economía propia de la que la población se beneficiaba.

BENEFICIOS PARA LOS TRAFICANTES

Agadez solía sobrevivir del turismo hasta que el miedo al terrorismo derivó en la caída del sector. Después, la revolución libia que eliminó a Muammar Gaddafi del poder creó un vacio legal entre Níger y el Mediterráneo.

Entonces surgió la migración y el auge de los traficantes, que llegaban a cobrar 5.000 dólares (4.050 euros) por viaje. Desde hace dos años, la UE está intentando que la población deje de trabajar como traficantes y está creando programas de empleo alternativos.

Sin embargo, los analistas han denunciado que la UE sólo está proponiendo parches a corto plazo. Muchos de los extraficantes se involucran en otras actividades criminales o se unen a grupos extremistas de la región.

Por su parte, los cuidadanos de Agadez se han quejado de que las ONG llegan a la ciudad para ayudar a los migrantes pero se olvidan de la población local.

"La principal pregunta es, ¿por qué la ayuda internacional llega a los inmigrantes y no a los vecinos de Agadez a pesar de estar sufriendo de la misma manera sólo por haber elegido quedarse en su tierra?", ha señalado la analista de migración Ottilia Maunganidze.

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