Las dificultades de los menores no acompañados sursudaneses en República Centroafricana

Niños refugiados sursudaneses en RCA
PATIENCE NTEMGWA/ACNUR
Actualizado: sábado, 18 junio 2016 8:55

Llegados tras huir de la guerra civil en su país, se han topado con la falta de recursos en RCA

BAMBOUTI (RCA), 18 (Patience Ntemgwa, ACNUR)

En su Sudán del Sur natal, los sacerdotes cuidaban a Semo y Seto Abu, dos gemelos discapacitados que luchan por caminar y sobrevivir. Pero la guerra civil arrasó su país, obligándoles a huir a República Centroafricana (RCA), donde se enfrentan a una situación desesperada.

"Personas armadas atacaron nuestra localidad en Source Yubu, en noviembre. Huimos y pasamos varios días en el camino y finalmente llegamos aquí, donde un amigo de la familia nos acogió", explica Semo. Los hermanos terminaron en Bambouti, una pequeña colección de aldeas en el este de RCA que actualmente es el hogar de más de 10.000 refugiados sursudaneses.

Su padre murió a finales del año pasado de la mordedura de una serpiente mientras cultivaba sus terrenos en su localidad. El Ejército de Resistencia del Señor (LRA), una milicia que aterroriza algunas zonas de la región, secuestró a su madre tres años antes durante un ciclo previo de violencia.

Aquí en Bambouti, tuvieron la suerte de encontrarse con Jules Sabu, un antiguo amigo de sus padres, que les ha acogido en su exiguo refugio y les está cuidando junto a sus siete hijos.

"En Sudán del Sur, nos ayudaban los sacerdotes, que nos enviaron a la escuela y nos dieron triciclos", cuenta Seto, claramente afectado por el recuerdo de las sillas de ruedas especialmente adaptadas que usaba para moverse. "Me gustaría volver a la escuela", añade.

El problema es que la última escuela que funcionaba en Bambouti fue destruida en el propio conflicto interno en RCA en 2002. De forma similar, no hay doctores o instalaciones médicas, ni grandes mercados, hay muy poca agua potable, casi ninguna representación gubernamental o de agentes humanitarias, y ningún triciclo para los gemelos.

FALTA DE RECURSOS LOCALES

La población original aquí era de quizá 950 personas. La multiplicación por diez de la comunidad desde la llegada de los refugiados ha supuesto una grave presión para los recursos locales, y niños vulnerables como Semo y Seto son los más afectados.

Entretanto, un llamamiento conjunto por parte de ACNUR y sus socios para aliviar la situación de refugiados sursudaneses en toda la región de África central y oriental solo ha recibido el 17 por ciento de los fondos. "La presencia de varios menores no acompañados entre los refugiados en Bambouti es motivo de gran preocupación", explica Lazare Kouassi Etien, responsable de ACNUR en RCA.

"Nos hemos asegurado de que reciben atención especial. A partir de mediados de junio, llevaremos a cabo un registro completo de estos refugiados, al tiempo que también identificaremos familias de acogida en la comunidad en Bambouti que puedan ofrecerles un hogar. Estableceremos vías para la reunificación con sus familiares, tan pronto como la situación de seguridad en Sudán del Sur mejore", añade.

La guerra civil en Sudán del Sur estalló en diciembre de 2013 y terminó con un acuerdo de paz en agosto de 2015. Pero desencadenó una serie de pequeños conflictos a pequeña escala que siguen activos hoy en día, como el que se registra en Equatoria Occidental, de donde huyeron los refugiados que se encuentran en Bambouti.

MENORES NO ACOMPAÑADOS

Durante una reciente misión de evaluación rápida en Bambouti en mayo, el personal de ACNUR habló con diez menores no acompañados o vulnerables entre los refugiados. Muchos más podrían ser localizados cuando se complete el registro más amplio en junio.

Los hermanos Wenya, de 10 años, y Essem, de 12, quedaron separados de sus otros cuatro hermanos mayores cuando huían de los combates en noviembre pasado cerca de Source Yubu, donde vivían en Sudán del Sur. Sus padres habían muerto y en Bambouti les está cuidando su tía, Antunta. La familia pidió que se cambiaran sus nombres para ocultar sus identidades.

"Hemos recibido algunos bienes básicos como mantas y ollas de ACNUR, y palas para que podamos comenzar a cultivar para alimentar a los niños", relata la tía. "Ya no pueden ir a la escuela y esto es algo que les preocupa mucho", añade.

Las agencias humanitarias se enfrentan a dificultades extremas a la hora de recaudar fondos para cumplir incluso con las necesidades básicas de agua, alimentos, cobijo y atención sanitaria de emergencia para los 2,4 millones de sursudaneses desplazados por el conflicto y su efectos colaterales en la economía. Un llamamiento conjunto por 638 millones de dólares por ACNUR y sus socios para ayudar a los refugiados de Sudán del Sur aún no ha sido cubierto en un 83 por ciento.

ACCESO A LA ESCUELA

El acceso a la escuela se sitúa en segunda posición a la hora de garantizar las cuestiones básicas para la supervivencia para estos refugiados. Pero no es lo suficientemente buena para Susan Aminisa, de 10 años, cuyos padres murieron en los mismos enfrentamientos en Source Yubu de noviembre que obligaron a Wenya y Essem a huir. La menor llegó a Bambouti al cuidado de su hermana mayor y otros dos hermanos más pequeños.

Pese a sus esfuerzos diarios para lograr alimentos y agua limpia y vivir en un refugio improvisado, la prioridad de Susan sigue siendo ir a clase. "Me gustaría que pudiéramos seguir nuestra educación para que en el futuro podamos cuidar de nosotros mismos", afirma. "Me gustaría ser profesora para poder enseñar a otros niños desafortunados", asegura.