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MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
Las personas cuyos corazones bombean menos sangre tienen cerebros que parecen mayores que los de aquellos individuos cuyos corazones bombean más, según un estudio realizad por investigadores de la Universidad de Boston (Estados Unidos) y publicado en 'Circulation', la revista de la Asociación Americana del Corazón.
En concreto, un índice cardíaco menor, la cantidad de sangre que el corazón bombea en relación con el tamaño de la persona, fue asociado con una reducción del volumen cerebral a través del uso de técnicas de imagen por resonancia magnética.
Los investigadores observaron este vínculo incluso en aquellos individuos que no sufrían enfermedades cardiovasculares, como fallos cardíacos o enfermedades coronarias. Cuando el cerebro envejece, comienza atrofiarse y a perder volumen, lo que se considera como una señal de envejecimiento cerebral. La atrofia cerebral más severa ocurre en los cerebros con demencias, como la enfermedad de Alzheimer.
Según la investigadora líder del estudio, Angela L. Jefferson, profesora adjunta de Neurología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, "los resultados de esta investigación son interesantes porque sugieren que el índice cardíaco y la salud del cerebro están relacionados".
"Esta asociación no puede ser atribuida a la enfermedad cardiovascular --puntualiza--porque la relación también se ha visto al excluirse del análisis a aquellos participantes que sufrían enfermedades cardiovasculares".
En este estudio observacional, que no ha podido establecer causa y efecto, los investigadores examinaron información conseguida por técnicas de imagen del cerebro y el corazón de 1.504 personas, de entre 34 y 84 años --el 54% de ellos mujeres-- que no habían sufrido ictus, ataques isquémicos pasajeros o demencia.
Los científicos midieron el rendimiento cardíaco utilizando técnicas de imagen por resonancia magnética y normalizaron los datos de cada área superficial del cuerpo de cada participante. El volumen cerebral fue valorado con las mismas técnicas. Los participantes fueron divididos en tres grupos, en base a sus índices cardíacos.
Los participantes que tenían los índices cardíacos más bajos, es decir, la menor cantidad de sangre bombeada desde el corazón en relación con el tamaño del cuerpo, demostraron al menos dos años más de edad en su cerebro que las personas con los mayores índices cardíacos.
Las personas del grupo con los índices cardíacos intermedios, quienes tenían niveles bajos pero normales de bombeo de sangre desde el corazón, también demostraron tener dos años más de edad cerebral que los individuos con los mayores-- o más saludables-- índices cardíacos.
"Esperábamos encontrar una asociación entre los índices cardíacos más bajos y los volúmenes cerebrales más pequeños, pero estamos sorprendidos de haber descubierto que las personas con los niveles más bajos de índice cardíaco normal también presentaban los volúmenes cerebrales más pequeños, cuando se les comparaba con las personas con los índices cardíacos más saludables", indica Jefferson.
Dado que sólo el 7 por ciento de todos los participantes del estudio tenían enfermedades cardíacas, Jefferson y su equipo tampoco esperaban que el 30 por ciento de los participantes tuvieran índices cardíacos bajos.
"Estos participantes no son personas enfermas. Un número muy pequeño presentaba enfermedades cardíacas. El dato de que cerca de un tercio de la muestra tenía índices cardíacos bajos y que estos índices están relacionados con un menor volumen cerebral es preocupante y requiere más investigación", apunta.
Como grupo, los participantes con los volúmenes cerebrales más pequeños no mostraron signos claros de tener una pero función cerebral. "Observamos que los índices cardíacos están relacionados con los cambios estructurales del cerebro, pero no con cambios cognitivos", puntualiza.
Para Jefferson, los cambios estructurales podrían ser "una evidencia temprana de que algo va mal. Los investigadores de Framingham seguirán a estos individuos para ver cómo los cambios estructurales afectan a la memoria y las habilidades cognitivas con el tiempo".
La causa exacta de la relación entre la función cardiaca y el volumen del cerebro todavía no se entiende bien, según Jefferson, quien señala que existen "diversas teorías sobre por qué un índice cardíaco reducido puede afectar a la salud del cerebro".
"Por ejemplo un menor volumen de sangre bombeada desde el corazón puede reducir el riego sanguíneo al cerebro, dándole menos oxígeno y nutrientes de los que necesitan las neuronas. No obstante, aún es demasiado pronto para dar consejos basados en este descubrimiento, que sugiere que la salud de la cabeza y del corazón van de la mano", concluyó.