MADRID, 3 Oct. (EUROPA PRESS) -
A las amenazas que se ciernen sobre los más de 500.000 rohingya que han buscado refugio en el último mes y medio en Bangladesh se ha sumado un brote de enfermedad diarreica que ha llevado a las organizaciones que trabajan sobre el terreno a habilitar decenas de camas para atender a los pacientes.
Un portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Andrej Mahecic, ha informado de la reciente apertura de un centro con 20 plazas en el campo de Kutupalong, con la esperanza de que, a finales de semana, el número de camas en tres lugares distintos sume ya al menos 80.
La agencia, que colabora con las autoridades locales y otros socios en materia sanitaria, prevé abrir dos centros más la próxima semana y abrir en cuestión de días varios centros ambulatorios con puntos de "rehidratación". De esta forma, se agilizará la atención inmediata a personas enfermas.
Otro de los frentes girará en torno al saneamiento de los enclaves donde han recalado los refugiados, en los cuales ya se han habilitado por ahora 250 letrinas y 32 tuberías. ACNUR también apoya la labor del Ministerio de Sanidad bangladeshí de vacunar contra el cólera a los rohingya que han llegado desde Birmania.
"Todavía no hay estadísticas claras sobre los casos de diarrea acuosa aguda entre los refugiados recién llegados y vamos a tomar pedidas para prevenir enfermedades graves y muertes", ha dicho Mahecic, que sí ha confirmado "una tendencia al alza" en el número de enfermos con "deshidratación grave".