PEKÍN 5 Feb. (Reuters/EP) -
El Estado Islámico ha ejecutado a tres ciudadanos de nacionalidad china que se unieron como milicianos a sus filas para luchar en Siria e Irak y, posteriormente, intentaron huir, según ha publicado el periódico estatal chino 'The Global Times'.
Concretamente, el diario ha asegurado, citando a una fuente de seguridad kurda, que un hombre chino fue "arrestado, juzgado y fusilado" en Siria a finales de septiembre por el Estado Islámico después de que tratara de dejar el grupo yihadista y volver a Turquía para asistir a la universidad.
"Otros dos milicianos chinos fueron decapitados a finales de diciembre en Irak, junto con otras once personas de seis países. El Estado Islámico los acusó de traición y de tratar de escapar", ha explicado la misma fuente.
Según 'The Global Times', alrededor de 300 extremistas chinos estarían luchando junto al Estado Islámico y habrían entrado en la zona controlada por los yihadistas desde Turquía.
China ha expresado su preocupación por el aumento de poder y el avance del grupo yihadista, sobre todo por el efecto que podría tener sobre los separatistas musulmanes de la región de Xinjiang, que hace frontera con Pakistán y Afganistán.
Sin embargo, Pekín también ha dado señales que apuntarían a que van a participar en la lucha contra los yihadistas junto a la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
"China está dispuesta a trabajar con la comunidad internacional para luchar contra las fuerzas terroristas y salvaguardar la paz, la seguridad y la estabilidad", ha dicho el portavoz del Ministerio de Exteriores, Hong Lei.
LOS MUSULMANES UIGURES
El Gobierno chino culpa a los separatistas del Movimiento Islámico del Turkestán Oriental (MITO) de los ataques en Xinjiang, hogar de los musulmanes uigures. Aún así, no dan explicaciones sobre cómo muchas personas procedentes de China han llegado a luchar en el Oriente Próximo.
Grupos defensores de los Derechos Humanos han denunciado que la marginación económica de los uigures y las restricciones que sufren hacia su cultura y religión, son las principales causas de la violencia étnica en Xinjiang y en torno a China, que ha acabado con la vida de cientos de personas en los últimos años.
China siempre ha negado estas acusaciones y ha criticado al Gobierno turco por ofrecer refugio a los uigures que han huido del país asegurando que pueden convertirse en extremistas y en un riesgo de seguridad global.