Fernández de Kirchner pide a Gobierno que no le dé "noticias mala onda"

BUENOS AIRES 22 Sep. (EUROPA PRESS) -

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha dado instrucciones precisas a su equipo de Gobierno sobre la información que deben proporcionarla, especialmente en el área económica. "Por favor, no me cuentes noticias mala onda", les habría pedido, según el diario 'Clarín'.

El periódico, de línea editorial abiertamente opositora, ha revelado que esta orden presidencial de carácter "positivista" estaría incluso afectando al normal funcionamiento del Gobierno, haciendo dudar a sus miembros sobre qué información deben trasladar.

Así, de acuerdo con 'Clarín', se habría producido una división interna entre aquellos que se decantan por informar a Fernández de Kirchner de todo lo que consideren necesario, aunque sea "mala onda", y quienes prefieren usar un tono más condescendiente.

Estas dos almas quedarían personalizadas en el presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, que forma parte de los que pretenden sincerarse, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, que opta por dibujar un horizonte más optimista.

Hace tres semanas ambos estilos llegaron a chocar en una reunión con Fernández de Kirchner. Kicillof estaba exponiendo la situación económica de Argentina cuando Fábrega le interrumpió: "¿Por qué le mentís, Axel? ¿Por qué no le decís la verdad sobre las cosas que están pasando?", le interpeló.

Fernández de Kirchner habría mediado entre ambos y días después se habría reunido con cada de ellos por separado. "No me traigas noticias mala onda", fue el mensaje que recibió el presidente del Banco Central, así como otros muchos funcionarios.

La líder izquierdista expresó esta misma idea en público hace 15 días. "La mala onda termina amargando definitivamente a la gente, envejeciéndola, te salen arrugas, en fin, tenés que tomar más pastillas para los nervios", dijo desde la Casa Rosada.

Además, explicó que, de acuerdo con Kicillof, la continua difusión de noticias negativas sobre la economía acaba provocando una crisis en lo que se conoce como "profecía autocumplida".