El Gobierno afgano ha puesto en marcha un plan nacional para acabar con esta práctica, muy extendida entre las familias más pobres
MADRID, 6 May. (EDIZIONES) -
Afganistán es uno de los países con la prevalencia más alta de matrimonio infantil. La pobreza, los bajos niveles de educación y las tradiciones sociales empujan a muchas familias a casar a sus hijas antes de tiempo, hipotecando su futuro y su salud. Pero el fin de esta práctica podría estar más cerca, ahora que el Gobierno afgano ha puesto en marcha un Plan de Acción Nacional para acabar con esta práctica.
Según un estudio del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) realizado entre 2010-2011, el 46 por ciento de las mujeres de entre 15 y 49 años en el país estaban casadas antes de los 18 años y un 15 por ciento de ellas antes de los 15.
Pese a lo elevado de estas cifras, lo cierto es que entre 1999 y 2015 se han reducido casi a la mitad. Así, según un estudio realizado por el Gobierno reveló que en 2014 el 32,8 por ciento de las mujeres de entre 20 y 24 años se habían casado antes de los 18, frente al 61,9 por ciento de las mujeres de entre 35 y 39 años.
Según explica a Europa Press Aziz Froutan, responsable de comunicación de UNICEF en Afganistán, "el matrimonio infantil persiste por múltiples factores que incluyen la pobreza, los bajos niveles de educación y las normas sociales que las familias se sienten presionadas a cumplir".
En el caso de Afganistán, la alta prevalencia de esta práctica también está "directamente relacionada con el estatus social que tienen las niñas y con muchas prácticas culturales dañinas como son los intercambios de matrimonios --intercambio de hijos para casarlos--, los compromisos de niños incluso antes de nacer, la dote o la entrega de las niñas en 'baad', es decir, para resolver alguna disputa comunal", añade.
"Muchos padres creen que el matrimonio infantil asegurará a el futuro de sus hijas o ayudará a reducir la carga económica familiar en términos del número de hijos que alimentar, vestir y educar", explica el responsable de UNICEF, incidiendo en que en el país los niños son más valorados que las niñas, a las que se ve como "una carga".
Esto es algo que sucede especialmente entre las familias más afectadas por la inseguridad o que se han visto desplazadas y que "a veces optan por casar a sus hijas en la creencia de que así las mantendrán a salvo", precisa.
Unicef / Brooks
VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES
Sin embargo, advierte el responsable de UNICEF, "cuando una niña es casada sus derechos fundamentales son violados" puesto que el matrimonio tiene "un amplio abanico de consecuencias sanitarias, educativas, sociales y económicas para ellas, y también para sus comunidades".
Casarse a una edad temprana suele tener como resultado en la gran mayoría de los casos el abandono de la escuela --algunas niñas ni siquiera tienen la suerte de poder ir a clase-- y afecta su desarrollo tanto físico como mental, puesto que suele venir acompañado con embarazos precoces.
Según datos del Fondo de la ONU para la Población (UNFPA), casi una décima parte de las afganas de entre 15 y 19 años da a luz cada año como consecuencia del matrimonio precoz y la falta de acceso a servicios e información de salud reproductiva.
Además, la mortalidad materna entre las mujeres de 15 a 19 años en el país es de 531 por cada 100.000 nacimientos, frente a las 257 muertes por cada 100.000 en el caso de las que tienen entre 20 y 24 años. A esto se suma que una cuarta parte de las mujeres que tienen fístula obstétrica tenían menos de 16 años cuando se casaron.
"Las niñas casadas a una edad temprana son más vulnerables a la violencia, el abuso y la explotación", subraya rotundo Froutan, incidiendo también en el hecho de que la falta de educación deja a estas mujeres sin formación y opciones de poder encontrar un empleo en el futuro.
"Como resultado de ello, las niñas permanecen marginadas económica, social y políticamente, reforzando la naturaleza de género de la pobreza", lamenta el responsable de UNICEF.
Una visión que comparte el representante del UNFPA en Afganistán, Bannet Ndyanabangi. "Una niña que tiene menos de 18 años es capaz de adquirir sabiduría y conocimiento de las personas que la rodean", subrayó durante el lanzamiento en abril del Plan Nacional de Acción, que apoyan el UNFPA y la Embajada de Canadá en Kabul.
"Puede llegar a ser un día una líder inspiradora, una trabajadora productiva, una innovadora, una madre dedicada o asumir cualquier otro rol que empodere una sociedad. Puede moldear el futuro de su sociedad. Pero todo esto depende de cómo la apoyemos ahora", previno.
TRAUMA PARA LAS NIÑAS
Para las niñas, el matrimonio infantil es traumático. "Mis padres dicen que no les preocupa si soy feliz o no, quieren que me case y punto", cuenta a UNICEF Nawin, que a sus 14 años ya está comprometida con un hombre al que nunca ha visto.
"El matrimonio infantil es desolación", explica por su parte a UNFPA Frestha, de 15 años, a quien sus padres casaron con 12 y tuvo a su primer hijo con 13. "Me gustaría no tener marido, me gustaría no estar casada", asegura, explicando que lo que realmente le gustaría es "estudiar, jugar fuera, como otras chicas, convertirme en doctor o profesora en el futuro".
Para estas niñas, el nuevo Plan Nacional de Acción para Eliminar el Matrimonio Infantil lanzado por los ministerios de Información y Cultura y de Asuntos de la Mujer afganos llega tarde, pero podría evitar que otras siguieran su misma suerte, aunque por el momento hay pocos detalles sobre cómo se va a poner en práctica.
Desde UNICEF, Froutan advierte de que "los esfuerzos para acabar con el matrimonio infantil tienen que ser multifacéticos e incluir una mezcla de estrategias que se refuercen mutuamente".
Omar Sobhani /Reuters
EDUCACIÓN Y CONCIENCIACIÓN
Así, explica que UNICEF espera que una de las claves del programa sea "que las niñas vayan a la escuela y permanezcan en ellas" porque "la educación es una de las herramientas más potentes para aplazar la edad en la que las niñas se casan".
Esto va unido a la necesidad de "ayudar a las niñas a desarrollar capacidades y redes de apoyo", como la creación de 'espacios seguros', para que puedan tener mejores herramientas para defender sus derechos y conocer sus opciones, "disminuyendo su aislamiento social y económico", destaca el responsable de UNICEF.
Otro de los aspectos claves del plan que quiere poner en marcha el Gobierno afgano debe ser, a juicio de la agencia de la ONU, el concienciar tanto a padres como a comunidades de las consecuencias que tiene el matrimonio infantil.
"Acabar con el matrimonio infantil requerirá apoyar a las comunidades para que exploren de forma colectiva la opción de aplazar la edad de matrimonio, especialmente implicar a los miembros más influyentes como los líderes religiosos, los ancianos o los líderes tribales", subraya Froutan.
Igualmente, no solo harán falta leyes, como la que se está elaborando para elevar de 16 a 18 años la edad mínima legal para casarse entre las mujeres --para los hombres es de 18--, sino su aplicación y cumplimiento, advierte, subrayando que con ello se da "legitimidad a quienes actúan para acabar con la práctica".
Para Heather Barr, investigadora de la división de Derechos de la Mujer de Human Rights Watch (HRW), el Plan Nacional es una "importante iniciativa" pero teniendo en cuenta que en el pasado el Gobierno afgano ha tenido problemas a la hora de cumplir con sus planes para proteger a las mujeres, "hay pocas evidencias que sugieran que este plan va a ser diferente".
"Afganistán no está falto de planes para empoderar a las mujeres y las niñas pero estos planes han tenido un impacto insignificante en sus vidas", lamenta. "Las niñas casadas en Afganistán necesitan mucho más que una promesa vacía más", advierte.
Unicef / Noorani