Los analistas políticos aseguran que el proceso de paz es "irreversible" pero reclaman un alto el fuego bilateral
BOGOTÁ, 25 May. (EDIZIONES) -
La suspensión de la tregua que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) declararon unilateralmente el 20 de diciembre ha puesto fin al periodo más pacífico que ha vivido el país iberoamericano en los últimos 31 años, con la amenaza de un inmediato repunte de la violencia.
El pasado viernes, las FARC anunciaron la suspensión del alto el fuego declarado "como un gesto humanitario y de desescalamiento del conflicto" por "la incoherencia del Gobierno" con "cinco meses de ofensivas" contra la guerrilla.
El punto de inflexión fue el ataque perpetrado esa misma madrugada por las fuerzas colombianas contra un campamento del Frente 29 de las FARC en el municipio de Guipo, en Cauca, que se cobró la vida de al menos insurgentes.
El Frente 29 ha sido un objetivo constante de las fuerzas colombianas en estos dos años de diálogo de paz porque está fuertemente vinculado al Bloque Occidental, al que se atribuye gran parte de la gestión de la economía del narcotráfico en las FARC.
"Al Frente 29 pertenece la columna Daniel Aldana, una de las unidades guerrilleras que hace parte de la economía ilegal del narcotráfico en el puerto de Tumaco (Nariño)", ha señalado el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) en un informe.
La ofensiva militar del 22 de mayo también se explica por el escenario. El departamento del Cauca (sur) es una importante fuente de riquezas por sus explotaciones de oro, diamantes, maderas y los cultivos ilícitos de drogas.
Además, desde el punto de vista estratégico "es una de las pocas salidas geográficas del Valle del Río Cauca al océano Pacífico" por lo que "ofrece un área de retaguardia y repliegue, de alta seguridad, por sus características de aislamiento, condiciones selváticas y baja densidad poblacional".
ESCALADA DE VIOLENCIA
El CERAC prevé "un recrudecimiento del conflicto por parte de las FARC", aunque no generalizado, sino "en contra de objetivos de oportunidad, principalmente de la infraestructura económica".
Y ello porque las FARC han aprovechado estos cinco meses "para no desgastarse en el terreno militar, lograr un respiro en la confrontación, y así mantener o mejorar su posición frente a la explotación de rentas ilegales".
"Es muy probable que se observe un aumento de las acciones ofensivas de las FARC contra la Fuerza Pública y la infraestructura minero-energética y vial, tanto en las zonas donde las unidades guerrilleras habían violado el cese autoimpuesto como el suroccidente del país", ha alertado.
En concreto, "el riesgo de un grave deterioro en la intensidad del conflicto es alto, no sólo en la región del norte del Cauca y el sur del Valle, sino también en el Caquetá, donde la violencia asociada al conflicto ha registrado altos niveles, incluso durante la vigencia del cese unilateral".
Por su parte, la Defensoría del Pueblo ha emitido una alerta por el riesgo de acciones armadas por parte de las FARC en diez departamentos, donde "existe mayor presencia de este grupo guerrillero". "Así mismo es posible que se incrementen las acciones contra la Fuerza Pública con eventuales afectaciones a la población civil", ha indicado.
Frente a este horizonte, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca han advertido de que sus comunidades "están en riesgo de desplazamiento" porque "los bombardeos han generado temor entre la población que habita la región".
EL PERIODO MÁS PACÍFICO
Al margen de la sucesión de ataques y contraataques que se avista para los próximos meses, el CERAC ha destacado que la suspensión de la tregua supone también el fin del periodo menos violento que ha vivido Colombia en los últimos 31 años.
"El cese de fuegos dejó dividendos históricos en términos de reducción de la violencia: no se habían registrado tan bajos niveles de violencia del conflicto desde 1984", ha valorado.
Desde el 20 de diciembre, se han reducido un 85 por ciento los atentados de las FARC y un 55 por ciento los enfrentamientos entre la guerrilla y los efectivos colombianos, lo que se ha traducido en una caída del 73 por ciento de las muertes de civiles y del 64 por ciento de las bajas entre los uniformados.
"Los niveles de violencia del conflicto durante este período también han bajado por cuenta de una reducción de la actividad de la Fuerza Pública contra las FARC y por un natural redireccionamiento contra el crimen organizado", ha añadido.
No obstante, el CERAC ha aclarado que esto no significa que la tregua se haya respetado. "Se han registrado 20 acciones violatorias atribuibles a las FARC, con un total de 52 víctimas (16 muertos y 36 heridos)" y "otros 75 eventos (15 acciones ofensivas y 60 combates), con probable responsabilidad de las FARC, los cuales están pendientes de verificación por parte de las autoridades judiciales", ha apuntado.
PROCESO "IRREVERSIBLE"
A pesar de la incertidumbre que planea ahora sobre las negociaciones en La Habana, el CERAC considera que el proceso de paz es "irreversible", aunque matiza que esta valoración está sujeta a dos variables: el nivel que alcance la previsible escalada de violencia y la posibilidad de un alto el fuego bilateral.
El CERAC ha recordado que esta es la tercera crisis que atraviesa el diálogo entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, tras la emboscada guerrillera del 15 de abril en el municipio de Buenos Aires y el secuestro del general Rubén Darío Alzate, el 16 de noviembre.
"Esta crisis no fortalece las posiciones negociadoras de ninguna de las dos partes para lograr concesiones en la mesa de negociaciones, sino que, en lugar de esto genera un estancamiento en el proceso de paz", ha sostenido.
Para los expertos, se avecina "una crisis en las iniciativas unilaterales encaminadas a desescalar el conflicto", lo que podría llevar al deseado acuerdo bilateral para el cese de las hostilidades en territorio colombiano.
Contra ello podrían jugar "sectores opositores al proceso de paz, así como un amplio sector de la opinión pública, que pidan públicamente una ofensiva militar y mantengan la presión para acelerar el logro de acuerdos y menores concesiones a la guerrilla".
"También prevemos que continúe la pérdida de apoyo ciudadano a las negociaciones de paz" porque "a partir de este hecho cualquier acción de las FARC estará magnificada en términos del impacto de la opinión frente al proceso de paz, principalmente porque la ciudadanía no se encuentra preparada para el recrudecimiento de la violencia que se espera".