TEHERÁN, 8 Ago. (Reuters/EP) -
La ciudadana francesa Clotilde Reiss y el jefe de la División Política y de Seguridad de la Embajada británica en Teherán, Hosein Rasam, han reconocido su implicación en los disturbios registrados en Irán tras las elecciones presidenciales del pasado 12 de junio y han pedido disculpas y clemencia por los "errores" cometidos en este sentido, según informa la agencia oficial de noticias iraní, IRNA.
Tanto Reiss como Rasam están acusados de los cargos de incitación al desorden público. Además, Reiss ha sido formalmente acusada de amenazar la seguridad nacional iraní, un delito que podría ser penado incluso con la muerte por ahorcamiento, mientras que Rasam ha sido acusado de espionaje.
Reiss reconoció que había estado presente durante un episodio de protestas en la ciudad iraní de donde impartía clases de francés, Isfahan. Posteriormente, Reiss reconoció haber entregado "un informe" sobre los disturbios a la Sección Cultural de la Embajada francesa en Teherán, dirigida por el secretario Nazak Ashfar, quien también está siendo juzgado por las autoridades.
Todos ellos forman parte de la segunda ronda de acusados que comparecen este sábado ante los tribunales para declarar sobre su presunta implicación en la denominada por las autoridades como Revolución de Terciopelo, el período de violencia abierto tras las polémicas elecciones presidenciales del pasado 12 de junio y que dejaron al menos 26 muertos tras enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y las milicias prorregimen Basij contra manifestantes antigubernamentales.
Entre ellos se encuentran por ejemplo el importante periodista Ahmad Zeydabadi y moderados de gran peso político, como Ali Tajernia, Hedayat Aghaie, Shahab Tabatabaie y Javad Emam, según la agencia de noticias semioficial Fars.
Rasam, según los medios oficiales, ha confesado haber formado parte de una campaña para alimentar las protestas, manteniendo contactos con la oposición al triunfador de las elecciones, el presidente Mahmud Ahmadineyad, sobre todo con su principal rival en los comicios, el candidato derrotado Mir Hosein Musavi, y a instancias del Gobierno británico, de acuerdo siempre con Fars.
"En el juicio, Rasam ha hablado sobre la clara interferencia de los diplomáticos británicos, y de sus contactos con los políticos moderados y con la sede de campaña de Musavi", según el medio. Rasam reconoció que recabó información sobre los disturbios y que fue posteriormente entregada a las autoridades estadounidenses correspondientes.
Los dos acusados han pedido perdón por los errores cometidos y han solicitado la clemencia del tribunal que les juzga "por las claras violaciones cometidas" en el transcurso del período de violencia.
El Gobierno británico ha condenado enérgicamente el proceso judicial abierto contra su empleado y contra las decenas de políticos moderados que le acompañan. Londres ya ha emitido una protesta oficial por la que insta Irán a que "aclare las circunstancias en las que se está desarrollando este proceso, para "decidir como responder a esta última afrenta", según una portavoz del Gobierno británico, acusado por las autoridades iraníes de alimentar los disturbios contra la reelección de Ahmadineyad.
Para la portavoz, el comportamiento iraní "es completamente inaceptable" y "contradice las repetidas garantías que ofrecieron altos funcionarios iraníes" sobre la situación del empleado de la Embajada británica, puesto inicialmente en libertad bajo fianza el pasado 19 de julio. "Deploramos estos juicios y estas confesiones, por llamarlas de alguna manera, obtenidas de prisioneros a los que se les ha negado sus derechos humanos más esenciales", criticó.
De igual modo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, calificó de "infundadas" las acusaciones que pesan sobre Reiss y exigió la liberación inmediata de la ciudadana francesa.