PARÍS, 14 Mar. (Reuters/EP) -
Los votantes franceses se preparan para asestar un duro golpe al presidente galo, Nicolas Sarkozy, en la primera ronda de las elecciones locales, el último test para el mandatario antes de las presidenciales de 2012.
Las encuestas apuntan a una aplastante derrota del partido de centro-derecha de Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), ante los Socialistas, quienes podrían ganar en la totalidad de las regiones de la Francia Metropolitana.
"Nos encontramos con la clásica elección de mitad de legislatura donde el Gobierno es castigado", explica el director de la sección de estrategia y opinión de la encuestadora Ifop, Frederic Dabi.
Con una tasa de desempleo del 10,1 por ciento y los fondos públicos bajo una enorme presión, la figura incólume de Sarkozy como "hombre de acción" se ha visto debilitada por las luchas internas en el seno de su partido y por arduos debates en el ámbito social, particularmente sobre la inmigración.
El presidente Sarkozy ha permanecido al margen de la campaña electoral siguiendo la tradición por la que los líderes políticos deber quedar al margen de las reyertas políticas del día a día. Lo que sí ha hecho ha sido desmentir que vaya a reorganizar el Consejo de Ministros en el caso de una derrota.
"En Francia siempre es un gran problema que se mezclen asuntos todo el tiempo", declaró Sarkozy en una visita realizada esta semana al este del país. "A elecciones regionales, consecuencias regionales. A elecciones nacionales, consecuencias nacionales", declaró. "Hay que detener este ciclo inestable que nos lleva a cambiar ministros todo el tiempo", añadió.
Sin embargo, los roces entre Sarkozy y su primer ministro, Francois Fillon, son cada vez más acusados y los analistas especulan con que esta tensión se está reflejando negativamente en las encuestas.
"NACIONALIZACIÓN"
Las autoridades regionales son las encargadas de gestionar temas cotidianos como el transporte local, el mantenimiento de las infraestructuras o las iniciativas económicas a nivel municipal. No obstante, como suele suceder en estos casos, los votantes aprovechan para expresar indirectamente su opinión sobre la labor del Elíseo.
Esto se ha visto en las encuestas, como apunta Dabi. "El sondeo estaba centrado en cuestiones regionales pero el problema del paro ha sido el más comentado, a pesar de que se trata de un ámbito en el que los consejeros regionales apenas tienen competencia", indicó. "Es otra señal de la 'nacionalización' de estas elecciones", aseveró.
La rumorología y la especulación, habituales en torno a la figura de Sarkozy, apenas tendrán peso en estas especulaciones. El episodio de esta ocasión gira en torno a los rumores que apuntan a las respectivas infidelidades matrimoniales de Sarkozy y su esposa, Carla Bruni-Sarkozy. Pero los principales medios franceses han rehusado a abordar este tema en profundidad y los analistas no esperan que caracterice los comicios.
"Está claro que ustedes no saben lo ocupado que puede estar un presidente de la república; no tengo un segundo que perder con esta clase de basura ridícula, ni siquiera medio segundo", sostuvo. "Incluso me pregunto por qué ustedes pierden su tiempo haciéndome una pregunta como esta", agregó.
Sarkozy se ha comprometido a impulsar un conjunto de reformas del sistema de pensiones y judicial pero el descenso registrado en su índice de aprobación popular pone en duda la potencia de estas reformas y el atrevimiento de su programa de cara a las elecciones presidenciales de 2012.
Junto a la UMP y los Socialistas, comparecen a las elecciones numerosos partidos menores, desde los Verdes hasta los centristas, pasando por el Frente Nacional de extrema derecha e incluso grupos trotskistas y comunistas.
La encuesta de CSA divulgada a principios de mes concede a los Socialistas un margen de cuatro puntos de ventaja frente a la UMP, un 31 por ciento frente a un 27, en esta primera ronda. En la segunda vuelta del próximo día 21, los dos principales candidatos asumirán los votos de los partidos menores, y es de prever que la izquierda se dispare en las encuestas: un 52 por ciento frente a un 28, según CSA.
Se espera que la derecha termine incluso perdiendo uno de sus tradicionales bastiones regionales, Córcega, aunque espera mantener su liderazgo en Alsacia.