El Consejo de Estado lo considera "incompatible" con el principio de igualdad de la República
PARÍS, 11 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las autoridades francesas han negado la nacionalidad a una mujer marroquí de 32 años, casada con un francés y madre de tres hijos nacidos en Francia por llevar burka y por tanto haber "adoptado en nombre de una práctica radical de su religión un comportamiento social incompatible con los valores esenciales de la comunidad francesa y sobre todo con el principio de igualdad de sexos", según publica 'Le Monde'.
Así pues, por primera vez en Francia el Consejo de Estado tiene en cuenta la práctica religiosa para pronunciarse sobre la capacidad de asimilación de un extranjero, según un fallo emitido el pasado 27 de junio. Hasta la fecha, sólo se rechazaba la concesión de la nacionalidad francesa a las personas consideradas próximas a los movimientos fundamentalistas o que habían manifestado públicamente posiciones cercanas al radicalismo islámico, pero ninguna había llegado al final del proceso.
En el caso de la mujer a quien se ha denegado la nacionalidad, Faiza M., se ha primado su manera de vestir y su vida privada para confirmar el rechazo a la concesión de la nacionalidad. La mujer había invocado el principio de la libertad religiosa garantizado por la Constitución y el hecho de que nunca había cuestionado los valores fundamentales de la República francesa desde su llegada a Francia en 2000 para que el Consejo de Estado anulara el decretto de 2005 que le negaba la nacionalidad por "defecto de asimilación".
La comisaria gubernamental encargada de dar su opinión jurídica sobre el caso, Emmanuelle Prada-Bordenave, relata las entrevistas mantenidas por la pareja con los servicios sociales y la policía y pone de relieve que, en tres ocasiones, Faiza M. se presentó "cubierta con el traje de las mujeres de la península arábiga, un vestido largo que llega hasta los pies, velo cubriendo el pelo, la frente y el mentón, y un trozo de tela cubriendo el rostro que no dejaba ver los ojos más que por una ranura".
La pareja reconoció de manera espontánea su pertenencia al salafismo, la corriente islámica que defiende una lectura literal y rigorista del Corán y que se inspira en el modo de vida de los primeros fieles del profeta Mahoma. Faiza M. asegura que no llevaba velo cuando vivía en Marruecos, que adoptó esta vestimenta cuando llegó a Francia y a petición de su marido, y que la lleva más "por costumbre que por convicción".
SOMETIDA A LOS HOMBRES
Según sus propias declaraciones, lleva una vida casi de reclusión y apartada de la sociedad francesa, no tiene idea alguna sobre la laicidad o el derecho de voto y vive totalmente sometida a los hombres de su familia. "Faiza M. parece encontrar todo esto normal y ni se le ocurre protestar contra esta sumisión", añade Prada-Bordenave, quien considera que las palabras de la mujer son "reveladoras de la falta de adhesión a algunos valores fundamentales de la sociedad francesa".
No obstante, parece que habla bien francés, criterio que se suele tener en cuenta para conceder la nacionalidad, y que durante sus embarazos ha sido tratada por un ginecólogo hombre.
La decisión del Consejo de Estado, adoptada semanas después de la anulación de un matrimonio entre dos esposos musulmanes por el hecho de que la mujer había mentido sobre su virginidad, revela la frecuencia con la que salen a la luz cuestiones ligadas a los particularismos religiosos y culturales.
Para el antiguo responsable de la Oficina de Cultos del Ministerio del Interior y especialista en laicidad, Didier Leschi, este asunto demuestra que el derecho está cada vez más abocado a pronunciarse sobre los conflictos de valores que plantea el Islam a la sociedad. Faiza M. no podrá recurrir pero, según los juristas, podrá volver a solicitar la nacionalidad cuando demuestre que ha hecho suyos los valores de la República.