ABIYÁN 4 Feb. (Reuters/EP) -
El Gobierno de Costa de Marfil ha hecho un llamamiento este miércoles para evitar que turbas callejeras ajusticien a los supuestos responsables de la ola de secuestros y asesinatos de niños que afecta al país africano.
Más de una veintena de niños han sido secuestrados y asesinados en el país desde el pasado mes de diciembre, según cifras oficiales, en una serie de sucesos que las autoridades marfileñas vinculan a rituales.
Algunos cadáveres han aparecido mutilados, lo que ha avivado los rumores entre la población local de que los niños son usados en rituales por los poderes sobrenaturales atribuidos a ciertas partes del cuerpo en las culturas locales.
La histeria popular ha provocado linchamientos, sobre todo en la última semana y en la ciudad marfileña de Abiyán, contra sospechosos de formar parte de estas mafias, aumentando así la dimensión del problema.
"La gente no debe intentar gestionar esto por su cuenta. No debe juzgar y castigar a quienes considera culpables", ha dicho el portavoz gubernamental, Bruno Kone, subrayando que "ha habido gente inocente víctima de la ira popular".
Kone ha indicado que, aunque el Gobierno comprende la psicósis que se ha desatado en las calles, quienes tengan información sobre posibles sospechosos deben facilitarla a las fuerzas de seguridad para que ellas se ocupen.
"Eso nos ayudará a entender mejor lo que ésta pasando y a gestionarlo mejor", ha sostenido, argumentando que, "si la persona muere en un linchamiento, no puede explicar por qué hace eso y quién más lo hace".
La última oleada de secuestros y asesinatos de niños en Costa de Marfil tuvo lugar antes de las elecciones presidenciales de 2010. Los marfileños están llamados este año a las urnas para renovar al jefe de Estado y, probablemente, designar nuevos legisladores.
Los rituales con seres humanos todavía son frecuentes en algunos países africanos. La población local apunta a políticos y otras autoridades como responsables porque participarían en estas ceremonias para mantenerse en el poder.