MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los asistentes a la Conferencia Internacional de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual en África que se celebra actualmente en Addis Abeba, Etiopía, han destacado este miércoles que los pacientes infectados con el VIH suelen sufrir vergüenza y depresiones crónicas, aunque los sistemas sanitarios del continente apenas tienen recursos para atajar estas dolencias.
Varios conferenciantes indicaron que los programas contra el VIH se centran en reducir el estigma y los malos tratos que sufren los infectados por parte de la sociedad, pero que no existen programas para atajar la mala percepción que tienen de ellos mismos.
Los estudios presentados muestran que la depresión es el principal desorden psicológico que sufren quienes tienen el VIH y estos enfermos la sufren durante más tiempo que el resto de la población.
El representante por parte del Ministerio de Sanidad de Zambia, Sikazwe Izukanyi, señaló que "los estudios llevados a cabo en el país han encontrado una correlación entre los pacientes que se estigmatizan a sí mismos y los que no reciben tratamiento" por el VIH, citó la página web de noticias de la ONU sobre VIH y sida, PlusNews.
"La autoestigmatización se da en pacientes que no les han contado a sus familiares que tienen la enfermedad, haciendo más difícil que mantengan el tratamiento mientras intentan esconder los medicamentos", indicó.
Un estudio de 2010 de la Universidad de Makerere de Uganda mostró que los infectados con VIH son más críticos con ellos mismos, tienen mayores problemas a la hora de tomar decisiones, duermen peor, se cansan más fácilmente, sufren más cambios sobre su apetito y tienen problemas cognitivos.
Según otro estudio realizado por Yordanos Tiruné, un académico etíope que trabaja para la Universidad estadounidense de Northwestern, los medicamentos antirretrovirales han conseguido reducir la estigmatización de la sociedad contra los pacientes ya que minimizan las marcas en el cuerpo por el tratamiento contra la enfermedad y permiten desarrollar las actividades normales diarias, como trabajar.
Sin embargo, la estigmatización interna de los enfermos ha continuado ascendiendo y ha provocado que los pacientes no realicen adecuadamente los tratamientos con antirretrovirales.
"Cuando pienso en las dos tabletas que me mantienen vivo, me odio a mí mismo y siento que estoy muerto", señaló una víctima citada por el estudio. "A veces me siento furioso al verme andando como un muerto viviente y otra veces me siento como un muñeco que funciona con una batería. Diría que sin estas baterías, no sería nada", añadió.
La falta de psicólogos en África provoca que las depresiones asociadas al VIH sean ignoradas. Según la Organización Mundial de la Salud, Burundi tiene uno de estos facultativos por cada 100.000 personas, mientras que Etiopía tiene menos de uno, cuando los estudios indican que deberían llegar hasta al menos ocho psicólogos.
Izukanyi destacó que "el problema es de recursos humanos". "Los gobiernos deben preocuparse de las cuestiones de salud mental cuando se está fortaleciendo los sistemas sanitarios", añadió el representante de Zambia.