ISLAMABAD 5 Sep. (Reuters/EP) -
El jefe del Ejército de Pakistán, Raheel Sharif, ha conseguido parar a tiempo el plan urdido por cinco de los once comandantes de las Fuerzas Armadas que habían decidido que, tras semanas de protestas antigubernamentales, era hora de dar un golpe de Estado y hacer dimitir al primer ministro del país, Nawaz Sharif.
Según un ministro cercano a la cúpula militar paquistaní, los comandantes se citaron en la ciudad de Rawalpindi a finales de agosto para decidir si hacia falta intervenir por la ola de protestas que se estaban produciendo en Islamabad. Tras cuatro horas de reunión, el jefe del Ejército decidió que no era momento para un golpe de Estado y que los militares debían continuar en sus cuarteles.
Poco después del conclave, el Ejército lanzó un comunicado en el que reafirmaba su apoyo al régimen democrático del país y la amenaza de un golpe de Estado desapareció por el momento.
El ministro, que no ha querido dar su nombre por miedo a represalias, ha asegurado que al menos cinco de los once comandantes que forman la cúpula de las Fuerzas Armadas querían dar un golpe de Estado y tomar un "rol más activo" en la gestión de la nación. Dos fuentes militares han confirmado lo dicho por el ministro.
Uno de los militares ha añadido que "Raheel Sharif no está interesado en una intervención directa. Los tanques no saldrán a las calles pues este Ejército cree en el compromiso". El área de prensa de las Fuerzas Armadas paquistaníes también ha confirmado la reunión pero no ha dado detalles sobre lo que se hablo allí. El ministro de Defensa, Khawaja Asif, ha contado a Reuters que el Ejército es una "institución monolítica".
A pesar de no haber dado un golpe directamente parece que el Ejército sí tendrá más poder ejecutivo que antes, según ha asegurado a Reuters una fuente del Gobierno. De acuerdo con la fuente consultada, el Ejército no derrocará a Sharif a cambio de tener más presencia en la gestión de Pakistán.
Además, el Ejército no está muy interesado en un ataque directo contra el Gobierno después de que en agosto todo el Parlamento diera su apoyo incondicional al Ejecutivo de Sharif.
UNA CÚPULA DIFÍCIL DE GESTIONAR
Según ha explicado una fuente del Ministerio de Defensa, el jefe de la Fuerzas Armadas se encuentra en una situación difícil pues ha heredado una cúpula formada por su predecesor y que no pudo cambiar al llegar al puesto en 2013. "Es difícil imaginar a un jefe del Ejército intentando una intervención directa o alguna otra medida drástica cuando no tiene el apoyo total de su equipo", ha declarado.
"El mes que viene (...) tendrá a cuatro de sus propios comandantes en la cúpula y tendrá a su propio jefe de Inteligencia. Entonces será un hombre a tener en cuenta", ha declarado el jefe de la Inteligencia estatal, Zaheerul Islam, uno de los cinco comandantes que saldrán del equipo de Sharif, y que estaría entre aquellos que apoyan la destitución del primer ministro, según han declarado tres fuentes gubernamentales de alto nivel.
Un alto funcionario de la agencia paquistaní de Inteligencia, uno de los sectores más poderosos del Ejército, ha asegurado que "es infundado pensar que la agencia está involucrada, pero el hecho es que a este Gobierno nadie lo apoyará incondicionalmente".
Los dos líderes más representativos de las protestas, los líderes opositores Imran Jan y Tahirul Qadri, que acusan al primer ministro de manipular las elecciones de 2013, han negado que cumplan órdenes de nadie.