SANKT POELTEN (AUSTRIA), 16 (Reuters/EP)
Josef Fritzl, el 'monstruo de Amstetten', el carcelero de su propia hija Elisabeth, a la que encerró en un sótano durante 24 años, donde la violó miles de veces y con la que engendró siete hijos, se ha declarado hoy, en el primer día de juicio, culpable del cargo de incesto y "parcialmente" del de violación, pero ha negado los de esclavitud y asesinato de uno de sus hijos-nietos, que murió poco después de nacer y al que no prestó asistencia médica.
A pesar de poseer un rostro muy conocido desde hace casi un año, cuando se destapó el caso, Fritzl llegó esta mañana al tribunal de la ciudad de Sankt Poelten, cerca de Viena, con la cara cubierta por un archivador y sin contestar a las preguntas de los cientos de medios acreditados a las puertas del tribunal.
Otros cien periodistas están acreditados para seguir el juicio desde la sala; no en vano se trata de uno de los procesos judiciales más esperados en Austria y más seguidos mediáticamente en el resto del mundo. La expectación se dirigía hoy hacia el rostro del hombre que tuvo encerrada a su hija durante 24 años, pero ninguna cámara ha podido registrar ese momento.
En el inicio del juicio con jurado, durante la lectura de los cargos y la primera intervención de la defensa y la acusación, la sala de la Audiencia Provincial de Sankt Poelten se ha quedado más que pequeña para albergar a la avalancha de curiosos y periodistas que van a seguir el ya conocido en Austria como el "juicio del año". El acusado se tendrá que enfrentar a los cargos de incesto, violación, esclavitud, coacción y asesinato.
Fritzl, de 73 años, llegó esta mañana al tribunal con un traje gris y flanqueado por seis policías. En todo momento, el conocido como el 'carcelero' o 'monstruo de Amstetten' se mantuvo en silencio y sin mostrar ninguna emoción por el juicio que estaba a punto de empezar.
INFANCIA DE MALOS TRATOS
Después de que las cámaras salieran de la sala, ya que no está permitida su presencia durante el juicio, Fritzl se destapó la cara y, con la mirada fija y de espaldas al público, se dirigió a la juez Andrea Humer en un tono de voz muy bajo, en ocasiones hablando entre dientes, al responder a las preguntas sobre sus datos personales y su alegato.
Hasta el momento, el 'monstruo de Amstetten' ha confesado su culpabilidad en todos los cargos que se le imputan excepto en los de esclavitud y asesinato. De hecho, expertos jurídicos consideran complicado probar la responsabilidad de Fritzl en la muerte del bebé.
Al parecer, el niño falleció a los pocos días de nacer por complicaciones en el parto, pero en Austria el Código Penal estipula que la omisión de socorro de un bebé podría considerarse asesinato. Médicos forenses han asegurado que el pequeño podría haberse salvado si hubiera recibido asistencia médica.
Con su hilo de voz, Fritzl relató ante el tribunal su dura infancia por la falta de cariño de su madre. "Mi madre nunca me quiso. Ella ya tenía 42 (cuando él nació). No quería ningún niño y actuó en consecuencia. Ella me maltrataba", señaló ante la juez.
Cuando cumplió 12 años, el joven Josef comenzó a defenderse del maltrato de su madre y se cambiaron las tornas. El acusado volvió a contar cómo en un momento dado encerró a su madre en el piso superior de la casa y tapió las ventanas, algo que después hizo con su propia hija Elisabeth. La infancia de Fritzl ya se conocía desde el pasado otoño, cuando se reveló su informe psiquiátrico.
TESTIMONIO DE ELISABETH
Un portavoz del tribunal explicó después de la sesión de hoy que el jurado también pudo ver parte del vídeo donde Elisabeth Fritzl relata con todo detalle sus 24 años de cautiverio en el sótano de su propia casa. La grabación se irá emitiendo a lo largo del juicio, ya que dura unas 11 horas.
En el vídeo, Elisabeth cuenta cómo su padre comenzó a abusar de ella cuando tenía sólo 11 años. Según asegura, en agosto de 1984 la llevó al sótano y allí la drogó, la esposó y la encerró en el zulo que ya tenía preparado. No volvería a salir hasta 24 años después.
"Después de que el público saliera de la sala esta mañana, ha habido un interrogatorio del acusado y la emisión del vídeo, con la entrevista de la hija y él fue interrogado al respecto", indicó el portavoz, Franz Cutka. El juicio continuará mañana con una nueva emisión del testimonio de Elisabeth y la juez seguirá haciendo preguntas a Fritzl.
Durante su exposición tras la lectura de los cargos, la fiscal del caso, Christiane Burkheiser, ofreció algunos detalles sobre el calvario que supuso el encierro para Elisabeth, como que pasó los tres primeros años de cautiverio en el sótano de la casa familiar sin agua caliente, ducha o calefacción y que a veces hacía tanto calor que las paredes se llenaban de condensación.
La fiscal también explicó que uno de los aspectos más "espantosos" del cautiverio de Elisabeth, que empezó con 18 años, fue la "incertidumbre de no saber cuándo (Fritzl) bajaría y la violaría ante los ojos de sus hijos". Según afirmó, el 'monstruo de Amstetten' siempre utilizó a su hija "como un juguete" y no ha mostrado "ningún signo de arrepentimiento o de saber que ha hecho mal".
En su intervención, Burkheiser se refirió a la muerte en 1996 de uno de los mellizos que Elisabeth dio a luz, de la que responsabilizó directamente a Fritzl por desoír las peticiones de ayuda de su hija, que se percató, dijo, de los problemas respiratorios del bebé. "Sangre de su sangre, señor Fritzl", recriminó la fiscal al acusado, al tiempo que aseguró que "eso es asesinato por omisión de auxilio".
LA DEFENSA PIDE UN JUICIO JUSTO
Por su parte, el abogado defensor, Rudolf Mayer, criticó la imagen de "monstruo" que han transmitido los medios de comunicación sobre Fritzl, por lo que pidió al jurado que dejen a un lado sus emociones para que su cliente pueda tener un juicio justo.
Además, alegó que Fritzl demostró que se preocupaba por el bienestar de todos los hijos que tuvo con Elisabeth, ya que trasladó al hospital a uno de ellos, Kerstin, de 19 años, cuando enfermó el año pasado. Fue entonces cuando el caso salió a la luz, ya que los médicos alertaron a la Policía al descubrir que la joven sufría una enfermedad relacionada con el incesto.
Elisabeth vivía junto con Kerstin y otros dos de sus hijos en el sótano, mientras que otros tres de los niños que tuvo con su padre hicieron una vida normal en la parte superior de la casa. Fritzl hacía escribir cartas a Elisabeth desde su mazmorra en las que aseguraba a su madre --quien había interpuesto una denuncia de desaparición-- que se encontraba viviendo con unos amigos y que no podía ocuparse de estos tres niños. Después, su padre informaría a la Policía de que su hija se había unido a una secta religiosa.
Si es hallado culpable de asesinato, el jurado de ocho miembros del tribunal de Sankt Poelten, cerca de Viena, podría condenarle a cadena perpetua o a entre a 10 y 15 años de prisión. El veredicto se espera para este viernes.
Elisabeth, que hoy tiene 43 años, y sus seis hijos viven actualmente en una localización secreta y con nuevas identidades, pero mientras dure el juicio abandonarán este domicilio y se trasladarán a una vivienda en la clínica de Amstetten donde estuvieron ingresados cuando se conoció el caso.