BANGKOK 30 May. (Reuters/EP) -
La junta militar de Tailandia ha informado este viernes de que abrirá "centros de reconciliación" a lo largo del territorio para acabar con la división política que ha sacudido al país durante la última década y "enseñar a la población a vivir en paz y armonía".
La junta ha señalado que lucha por la cohesión social y por "liderar a Tailandia en el camino de vuelta a la democracia" y ha añadido que los centros de reconciliación forman parte de este esfuerzo. "El modelo es de Prayuth --general del Ejército que ha asumido el poder tras el golpe de Estado-- y pretende conseguir la paz, porque incluso entre las mismas familias no se puede discutir de política", ha declarado el portavoz del Comando Interno de Seguridad del Ejército (ISOC), el coronel Banpot Poonpien.
"Debemos trabajar en cómo enseñar a las personas a vivir juntos y en armonía", ha añadido Banpot, quien ha asegurado que Prayuth ha entregado al ISOC la responsabilidad de abrir los centros de reconciliación en todas las regiones del país. EL ISOC es una agencia de seguridad nacional que persiguió militantes de izquierda durante los años setenta y que ahora posee importantes poderes y responsabilidades en materia de seguridad.
El portavoz castrense ha indicado que aún no se ha establecido el lugar y método por el que se regirán estos centros, aunque ha señalado que el objetivo es "unir a personas con diferentes puntos de vista" y pedir a los activistas políticos que asistan a las reuniones. "No habrá cuotas de afiliación política para los invitados a asistir", ha asegurado.
250 DETENIDOS TRAS EL GOLPE
El jefe del Ejército, el general Prayuth Chan Ocha, asumió el poder el pasado 22 de mayo tras un golpe de Estado que pretendía poner fin al último episodio de violencia entre la clase monárquica y la nueva red de poder liderada por el magnate y exprimer ministro Thaksin Shinawatra.
Partidarios del auto exiliado Thaksin, que fue depuesto por otro golpe en 2006, podrían esperar que el Ejército convoque elecciones y apruebe reformas que pongan fin a la influencia del exmandatario. Mientras, el Ejército ha defendido que políticos y activistas de ambos bandos han compuesto la mayor parte de los 250 arrestos que se han producido desde el golpe de Estado.
Los militares podrían haber acercado posiciones con miembros del Gobierno de la hermana de Thaksin, Yingluck Shinawatra, a pesar de que se tenga la percepción de que los golpistas podrían estar siendo más duros con los "camisas rojas", partidarios de los hermanos Shinawatra.
Las disputas entre las distintas facciones de la capital, entre las que se encuentran las Fuerzas Armadas y una clase política favorable al golpe de Estado, y la maquinaría política de Thaksin, que incluye poderes provinciales y el apoyo de la clase rural más pobre, han polarizado al país y dividido a las familias.
CENSURA Y PROHIBICIÓN DE REUNIONES
Ciudadanos tailandeses han mostrado su preocupación por las medidas que está tomando el Ejército, entre las que se incluyen el establecimiento de la censura y la prohibición de reuniones. "Ahora los generales quieren obligar a los tailandeses a llevarse bien. Es noble e idealista, ¿pero funcionará?", ha declarado un analista que ha preferido no identificarse, quien ha confiado en que los esfuerzos de los militares acaben con el resentimiento de los partidarios del magnate y exprimer ministro Thaksin Shinawatra.
"Han llegado a la tierra, pero de ninguna manera el movimiento ha terminado (...). Ellos solo avanzan con órdenes conformes al Ejército, pero en unos meses las cosas podrían ser muy diferentes", ha añadido el analista.
No es la primera vez que los militares llevan a cabo esfuerzos de reconciliación nacional. En 2010, el Ejército envió unidades a una región rural para estabilizar las relaciones después de que un alzamiento contra partidarios de Thaksin que se manifestaban en Bangkok se saldase con más de 90 muertos. Los militares negociaron con los dirigentes de las localidades y dieron instrucciones, mientras que el apoyo a Thaksin permaneció estable.
Una 'camisa roja' --partidarios de Thaksin-- de la localidad de Fang, en el norte del país, ha denunciado que varios soldados han registrado su casa después del golpe de Estado. También ha señalado que fue puesta en libertad después de firmar un documento en el que se comprometía a no organizar protestas. "Todo está en espera. Estamos evaluando la situación. Será como una erupción. Las personas van a salir (...) las cosas son más tranquilas, la situación más peligrosa", ha añadido.