MOSCÚ 11 Jun. (EUROPA PRESS) -
La presidenta del Gobierno interino de Kirguistán, Rosa Otunbayeva, ha reconocido este viernes que los disturbios registrados en las últimas horas en la ciudad de Osh, en el sur de su país, son el resultado de un conflicto étnico entre kirguises y uzbekos.
"Seamos conscientes de que es un conflicto entre dos etnias. Necesitamos fuerzas y recursos para frenar y enfriar a la muchedumbre", declaró Otunbayeva, citada por la agencia rusa RIS Novosti.
Al menos 23 personas murieron y otras 338 resultaron heridas como consecuencia de los enfrentamientos registrados esta madrugada en la ciudad, la segunda más importante de Kirguistán. En un primer momento, el Gobierno interino descartó que se tratase de un enfrentamiento étnico o político.
Posteriormente, la corresponsal de Reuters informó de enfrentamientos entre uzbekos y kirguises en las calles de Osh, donde la gente había empezado a levantar barricadas, y aseguró que se habían oído disparos y habían ardido edificios en el barrio de Cheryomushki, habitado por uzbekos.
Según la presidenta, la tarea prioritaria de las fuerzas de seguridad es detener a las multitudes que se dirigen hacia Osh. La situación en otra provincia del sur de Kirguizistán, Jalalabad, donde también vive una amplia comunidad uzbeka, es "por ahora tranquila", según el Gobierno
Otunbayeva ha denunciado que en varias partes de Kirguistán, incluida la capital, se están registrado actos de "propaganda" cuyo objetivo es "abortar el referéndum" convocado por el Gabinete provisional para legitimar su poder y allanar el camino a las elecciones.
Desde la independencia de Kirguistán en 1991, se han producido disturbios étnicos entre la mayoría kirguís y las minorías tayikas y uzbecas que viven en el sur del país, una zona predominantemente agrícola y tradicional bastión del ex presidente Kurmanbek Bakiyev. El ex mandatario fue derrocado el pasado mes de abril en una revuelta popular incitada por el actual gobierno en la capital del país, Bishkek.
A mediados del pasado mes de mayo, los partidarios del presidente depuesto organizaron protestas a gran escala en Osh y en Jalalabad, llegando incluso a ocupar edificios gubernamentales. El 19 de mayo también se produjeron disturbios étnicos entre kirguises y uzbecos que provocaron la muerte de dos personas y dejaron 74 heridos en Jalalabad. Ese mismo día, Otunbayeva anunciaba que permanecería en el cargo hasta 2011, desechando sus intenciones previas de convocar elecciones presidenciales en octubre.