La adolescente sobrevivió en 2012 a un intento de asesinato de los talibán paquistaníes
ISLAMABAD, 10 Oct. (Reuters/EP) -
Malala Yousafzai, que se ha convertido este viernes en la ganadora más joven del Nobel de la Paz, es elogiada a nivel mundial por su defensa de los derechos de las niñas frente a la amenaza de los talibán, que intentaron asesinarla.
Pero en su Pakistán natal, un país muy conservador, muchos la ven con suspicacia como una paria o incluso como una creación de Occidente para perjudicar la imagen del país en el exterior.
Malala, que actualmente tiene 17 años, ganó fama mundial en 2012 cuando milicianos talibán estuvieron a punto de acabar con su vida por su apasionada lucha en favor de la educación para las niñas. Desde entonces se ha convertido en un símbolo de desafío en la lucha contra los milicianos que operan en la áreas tribales en el noroeste de Pakistán, una región en la que se espera que las mujeres se guarden para sí sus opiniones y se queden en casa.
"Los terroristas pensaron que cambiarían nuestros objetivos y frenarían nuestras ambiciones pero nada cambió en mi vida excepto esto: la debilidad, el miedo y la desesperanza murieron. La fuerza, el poder y el valor nacieron", declaró ante la ONU el año pasado.
"NI SIQUIERA ODIO AL TALIBÁN QUE ME DISPARÓ"
"Ni siquiera odio al talibán que me disparó. Incluso si hubiera una pistola en mi mano y estuviera delante de mí. No le dispararía", aseguró en un discurso que cautivó al mundo.
Malala también ha ganado el Premio Sajarov a los Derechos Humanos que concede el Parlamento Europeo y su nombre sonó entre los favoritos para alzarse con el Nobel de la Paz el año pasado.
Actualmente reside en Reino Unido y no puede regresar a su país porque los talibán han amenazado con matarlos a ella y a su familia. El actual líder de los talibán paquistaníes, el mulá Fazlulá, fue precisamente quien ordenó su asesinato en 2012.
La adolescente va a clase en Birmingham y se ha convertido en una defensora a nivel mundial del derecho de las niñas a la educación y de otras cuestiones de Derechos Humanos, denunciando por ejemplo la situación en países como Siria y Nigeria.
SUSPICACIA, MIEDO Y ENVIDIA EN PAKISTÁN
En su natal valle del Swat, sin embargo, muchos ven a Malala, respaldada por su familia y por un padre que fue quien le alentó precisamente a seguir con su lucha, con una mezcla de suspicacia, miedo y envidia.
Cuando se le nominó para el Nobel el año pasado, las redes sociales se llenaron de mensajes insultantes. "Odiamos a Malala Yousafzai, una agente de la CIA", afirmaba una página en Facebook.
Malala era una joven estudiante en la localidad de Mingora, en la provincia de Jiber Pajtunjwa, cuando se interesó por los derechos de las mujeres. Entonces, los talibán controlaban este estratégico valle y habían impuesto férreas leyes islámicas, incluida su oposición a la educación para las niñas.
La adolescente escribió un blog anónimo describiendo su vida bajo el dominio de los talibán en la región. En octubre de 2012, después de que los talibán fueran expulsados del valle de Swat por el Ejército paquistaní, recibió un disparo en la cabeza cuando iba a la escuela. Consiguió sobrevivir tras ser transportada por aire a Reino Unido para recibir tratamiento y se recuperó de sus heridas.
"El refrán que dice que 'el lápiz es más poderoso que la espada' fue cierto. Los extremistas temen a los libros y los lápices", afirmó ante la ONU. "El poder de la educación les asusta. Tienen miedo de las mujeres. El poder de la voz de las mujeres les asusta", subrayaó.