LONDRES, 27 Jun. (Thomson Reuters Foundation/EP) -
El matrimonio infantil costará a los países en desarrollo billones de dólares en la próxima década, frenando los esfuerzos globales de erradicación de la pobreza, según el Banco Mundial.
Una de cada tres niñas en los países en desarrollo está casada antes de cumplir los 18 años, lo que implica un matrimonio cada dos segundos, según estima el informe 'Impacto económico del matrimonio infantil' realizado por el Banco Mundial en colaboración con el Centro Internacional de Investigaciones sobre la Mujer.
Terminar con el matrimonio infantil reducirá la población mundial, mejorará la formación de las niñas y aumentará sus ingresos. Conducirá también a que los hijos puedan tener una mejor salud y educación, impulsando la prosperidad, según el informe.
"El matrimonio infantil no solo pone freno a los sueños de las niñas, también obstaculiza los esfuerzos de paliar la pobreza y lograr un crecimiento económico equitativo", ha declarado Quentin Wodon, economista del Banco Mundial.
"Terminar con esta práctica no es solo moralmente correcto, también económicamente es lo más inteligente", ha añadido. Un menor crecimiento demográfico supondría ganancias mundiales superiores a 500 billones de dólares anuales para 2030, según el estudio.
Las mujeres que se casan con menos edad tienen en promedio más hijos que las que tardan más en contraer matrimonio. Terminar con el matrimonio infantil reduciría las tasas de natalidad en un 11 por ciento en 15 de los países más afectados analizados en el estudio.
Pese al compromiso de los líderes mundiales de poner fin al matrimonio infantil para el año 2030, la financiación para poner en marcha las medidas acordadas en 2015 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas es insuficiente, según el Banco Mundial. El informe advierte de que esta falta de apoyo financiero puede provenir de la consideración social de que el matrimonio infantil es un asunto cultural y no económico.
El informe incide en la importancia de la escuela y la formación, ya que cada año que una niña estudia un curso más de educación secundaria reduce un cinco por ciento e incluso más el riesgo de contraer matrimonio, lo que deriva en una importante mejora de su calidad de vida y hace aumentar en un 9 por ciento los ingresos que percibirá en su futuro laboral.