JERUSALÉN, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -
Este lunes se cumplen 50 años del comienzo de la Guerra de los Seis Días, un conflicto que influyó directamente en la remodelación de las fronteras de Oriente Próximo. Entre el 5 y el 10 de junio de 1967 Israel se enfrentó a la coalición árabe de Egipto, Siria y Jordania, que sufrió una derrota clara y humillante ante un rival muy inferior numéricamente.
Las repercusiones del conflicto aun resuenan. Para muchos la Guerra de los Seis Días, o la Guerra de Junio de 1967, como la llaman los árabes, nunca terminó realmente.
Para los israelíes, la victoria se saldó con la conquista de territorios en los tres frentes: tomó la península del Sinaí y la Franja de Gaza de Egipto, parte de los Altos del Golán de Siria y Cisjordania de Jordania. Para Israel el final de la guerra fue un triunfo indiscutible. Para los árabes, una derrota humillante. Junto a los territorios, miles de personas, sobre todo palestinos, pasaron a estar bajo control israelí.
Las consecuencias humanas, políticas y territoriales de aquel conflicto fueron importantísimas desde el primer momento y no han sido superadas todavía. Tras la guerra, alrededor de 325.000 palestinos se vieron obligados a huir de sus tierras. La situación de los territorios de Franja de Gaza y Cisjordania, incluido Jerusalén Este, sigue siendo el principal punto de confrontación del conflicto entre israelíes y palestinos.
La Guerra de los Seis Días llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a aprobar en noviembre de 1967 la resolución 242, que desde entonces es la base para las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, y que señala la necesidad de devolver los territorios ocupados a cambio de la paz.
La resolución obliga a "la retirada de las fuerzas armadas israelíes de los territorios que ocuparon durante el reciente conflicto (según la versión francesa del texto, ya que la inglesa hablaba de "algunos territorios ocupados"), el fin de "todas las situaciones de beligerancia" y el "respeto y reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y de su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenaza o actos de fuerza".
Sin embargo, Las negociaciones de paz, patrocinadas por Estados Unidos, se encuentran paradas desde el año 2014 por la negativa de Israel a frenar al construcción de colonias en Cisjordania.
DISCRIMINACIÓN INSTITUCIONAL DE LOS PALESTINOS
Mientras, continúa la ocupación israelí y organizaciones como Human Rights World(HRW) denuncian los 50 años de abusos sobre la población palestina. Las violaciones israelíes incluyen asesinatos arbitrarios, detenciones abusivas, desplazamientos forzosos, restricciones injustificadas a los desplazamientos, construcción de asentamientos ilegales, todo ello acompañado de políticas discriminatorias contra los palestinos. Muchos de estos abusos han sido llevados a la practica por Israel en nombre de la seguridad.
"Ya sea un niño encarcelado por un tribunal militar o tiroteado injustificadamente, una casa demolida por la falta de permiso o controles fronterizos donde solo pueden pasar los colonos, pocos palestinos han escapado a los abusos de derechos durante los 50 años de ocupación", ha explicado la directora de HRW en Oriente Próximo, Sarah Leah Whitson.
"Israel mantiene un sistema de discriminación institucional en el territorio ocupado contra los palestinos", ha añadido Whitson, quien ha defendido que el foco debería ponerse en aumentar la protección de los derechos de la población que vive en zonas ocupadas.
El activista israelí por la paz Dror Etkes ha calificado la ocupación como "más trágica que cualquier otra cosa" y ha explicado que es "una historia de pérdida de energía, de pérdida de vida, de pérdida de potencial de ambas partes, Palestina e Israel. Es una historia que no puede acabar bien, la ocupación no se puede prolongar más".
La guerra duró seis días, pero cinco décadas después aún se debate sobre la victoria israelí y sus consecuencias para Oriente Próximo.