Miles de japoneses que huyeron de Fukushima se ven forzados a volver por falta de ayudas

Un superviviente de Fukushima, delante de su casa destruida 5 años después
TORU HANAI / REUTERS
Actualizado: martes, 17 enero 2017 21:55

TOKIO 17 Ene. (Reuters/EP) -

Miles de japoneses que huyeron de la región de Fukushima tras el desastre nuclear, considerado como el peor accidente nuclear desde Chernóbil, se enfrentan ahora a la incertidumbre, ya que el Gobierno de Japón les va a retirar las ayudas económicas que les permitían vivir fuera de la zona afectada forzándoles a regresar a sus casas.

Se estima que alrededor de 27.000 personas se vieron obligadas a huir de las zonas cercanas a la central nuclear de Fukushima que no llegaron a ser establecidas por el Gobierno como áreas de evacuación obligatoria.

La inmensa mayoría de ellos se fueron de sus hogares asustados por los altos niveles de radiación que se registraron en el área tras el accidente nuclear, que tuvo lugar a raíz de un terremoto y un tsunami el 11 de marzo de 2011.

El Gobierno regional de Fukushima ha anunciado que el próximo 31 de marzo retirará las ayudas a la vivienda que proporciona a la mayoría de los desplazados por el accidente, por lo que miles de personas tienen que hacer frente a una difícil decisión: o volver a sus antiguas viviendas, donde todavía existe riesgo de radiación, o endeudarse para poder seguir viviendo lejos de Fukushima.

"Debido a que tanto el Gobierno nacional como las autoridades locales alegan que nos fuimos de forma egoísta, ahora nos abandonan. Dicen es responsabilidad nuestra", ha dicho Noriko Matsumoto, una mujer de 55 años que tuvo que dejar su hogar junto a sus hijos. "Siento mucha rabia al pensar en cómo se están deshaciendo de nosotros", ha añadido.

Según han asegurado fuentes cercanas a las autoridades locales de Fukushima, a pesar de que el plazo de las ayudas oficiales finaliza el próximo 31 de marzo, el Gobierno continuará proporcionando cierta asistencia económica.

Cuando tuvo lugar el terremoto, que alcanzó una magnitud 9 en la escala de Richter, Matsumoto vivía con su marido y sus dos hijas en la ciudad de Koriyama, ubicada a 55 kilómetros de la central nuclear de Fukushima. Las autoridades establecieron un perímetro de evacuación de 30 kilómetros sobre la central, del cual Koriyama quedó excluido.

Cuando su hija más joven, de 12 años, comenzó a sufrir graves hemorragias nasales y diarrea aguda, Matsumoto decidió mudarse a la prefectura de Kanagawa, muy cerca de Tokio. Su marido, propietario de un pequeño restaurante, se quedó en Koriyama para poder seguir pagando las facturas y la hipoteca de su casa allí.

Debido a lo caros que son los billetes de tren, la pareja sólo puede verse una vez cada mes o dos meses. "Las personas como nosotros, que nos fuimos voluntariamente para escapar de la radiación, somos juzgados por nuestros vecinos, como si nos hubiéramos ido por motivos egoístas", ha explicado. Según Matsumoto, su "balón de oxígeno" a nivel económico es un subsidio por vivienda que concede el Gobierno de Fukushima a los evacuados voluntarios, que en octubre de 2016 eran más de 26.600.

Las autoridades japonesas alegan que la zona de Koriyama está libre de radiación, por lo que es seguro para Matsumoto y sus hijas volver a su casa. No obstante, varias ONG han alertado de que todavía existen "puntos calientes" donde la radiación nuclear sigue presente.

"Soy madre, por lo que voy a proteger a mis hijas", ha asegurado Matsumoto. "Incluso si me tengo que endeudar hasta la ruina, las mantendré a salvo de la radiación", ha concluido.

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