KERPEN (ALEMANIA), 6 (DPA/EP)
Miles de personas han celebrado este sábado la decisión judicial de frenar la tala de un bosque en el oeste de Alemania que se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la contaminación ambiental y el cambio climático.
Los manifestantes convocados por organizaciones ambientalistas se dieron cita junto al bosque de Hambach, un lugar de hayas y robles centenarios, cerca de Colonia, que la energética RWE quiere talar para continuar con la explotación de carbón mineral.
La protesta, en la que se espera la asistencia final de hasta 20.000 personas comenzó en medio de un clima festivo y bajo un sol radiante. "Aquí hay miles de personas que quieren enviar una señal clara", ha declarado a DPA el presidente de la sección alemana de Greenpeace, Martin Kaiser.
"La cuestión es si podemos impedir o no la autodestrucción ecológica de la humanidad. No solo queremos el fin del carbón, sino también del petróleo y del gas", ha demandado Michael Müller, presidente de la Asociación Alemana de Amigos de la Naturaleza. A las protestas se sumaron también agricultores de la zona que desfilaron con sus tractores y pancartas.
La manifestación había sido prohibida en un principio por la Policía por razones de seguridad, pero un tribunal de la vecina ciudad de Aquisgrán revocó la decisión.
Paralelamente, el Tribunal Superior de Münster falló de forma sorprendente a favor de la paralización temporal de la tala del bosque ante un recurso urgente presentado por el grupo ambientalista BUND.
La organización ecologista argumentó ante la Justicia que el bosque es hábitat de una especie de murciélagos protegida, lo que supone de forma automática que quedaría bajo protección de la Directiva de Hábitats de la Unión Europea.
Los jueces, al entender que la cuestión judicial era demasiado compleja como para ser respondida en un procedimiento urgente, decidieron ordenar la paralización temporal de las labores de derribo de árboles.
El propietario del bosque, el gigante alemán de la energía RWE, había iniciado días atrás entre grandes protestas de activistas la limpieza de unas 100 hectáreas de tierra para extraer lignito, considerado uno de los combustibles fósiles más contaminantes.
La tala de especies en este paraje natural ha provocado numerosos enfrentamientos en las últimas semanas. A principios de septiembre, la Policía comenzó a desalojar 86 casas ubicadas en lo alto de los árboles que habían construido los activistas para intentar frenar la deforestación.
Durante los desalojos, la Policía detuvo a decenas de manifestantes y además se vio obligada a detener temporalmente su expulsión de activistas de la zona después de que falleciese un periodista que informaba sobre las protestas al caer de un puente suspendido entre dos árboles.