MADRID 8 Nov. (EUROPA PRESS) -
El expresidente de Egipto Mohamed Mursi, derrocado el 3 de julio tras un golpe de Estado y detenido en un lugar no revelado desde entonces hasta el lunes, cuando compareció en la apertura del juicio en su contra por incitación al homicidio y a la violencia durante los enfrentamientos frente al Palacio Presidencial de Ittihadiya de diciembre de 2012, ha recibido su primera visita familiar desde que fue depuesto.
En la visita han participado su mujer, su hija y sus tres hijos, quienes le han llevado dos bolsas de comida, según ha informado la agencia estatal egipcia de noticias, MENA, que cita a fuentes de seguridad.
Estas fuentes han indicado que la visita es parte de una autorización excepcional a todos los reos por parte del ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, con motivo del Año Nuevo islámico, que se celebrará el martes.
Durante el periodo que permaneció incomunicado en una instalación no identificada las autoridades le prohibieron recibir visitas, y únicamente puedo hablar por teléfono con su familia una vez al mes. Tras el juicio, que fue aplazado hasta el 8 de enero, fue trasladado a una prisión de máxima seguridad cerca de la localidad de Alejandría.
En el juicio, que también se celebra contra otros catorce dirigentes del Partido Libertad y Justicia (PLJ) --brazo político de la organización islamista Hermanos Musulmanes--, Mursi reiteró que es el único jefe de Estado "legítimo" y reclamó "el fin del régimen militar".
Por su parte, el portavoz del equipo legal del exmandatario, Ibrahim el Damati, ha indicado que una delegación de sus abogados visitará a Mursi la semana que viene, según ha informado el diario egipcio 'Al Ahram'.
El golpe de Estado fue perpetrado tras la reiterada negativa de Mursi a presentar su dimisión en el marco de manifestaciones multitudinarias contra su mandato, alegando que se trataba de un mandatario electo y de la existencia de manifestaciones también en su favor, si bien estas fueron de menor calado.
Por su parte, el Ejército asegura que su actuación respondió a la voluntad de la población, que había tomado las calles para protestar contra el mandato de Mursi.
Hermanos Musulmanes se ha negado en múltiples ocasiones a reconocer la legitimidad de las autoridades surgidas tras el derrocamiento del expresidente, miembro de la organización islamista, y ha sostenido que el nuevo gobierno es de tinte golpista.
Asimismo, ha denunciado la existencia de una campaña de persecución contra la formación con el arresto de decenas de sus miembros, entre ellos los integrantes de su cúpula, y la represión de las manifestaciones celebradas tras el derrocamiento de Mursi, que se han saldado con más de un millar de muertos a causa de la actuación de las fuerzas de seguridad.