JERUSALÉN 24 May. (EUROPA PRESS) -
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha asegurado que se debe detener la llegada de extranjeros a Israel, asegurando que el Gobierno resolverá de forma "responsable" el "problema de la inmigración", después de que el miércoles se manifestaran unas mil personas para solicitar a las autoridades la expulsión de los inmigrantes en situación ilegal.
La protesta, en la que algunos de los presentes atacaron a varios inmigrantes africanos que pasaban por la zona, se saldó con 17 detenidos, once menores de edad y seis adultos.
La Policía israelí procedió a los arrestos por desórdenes públicos, intento de agresión, posesión de armas blancas y robo en varias tiendas de la zona. Además, dos ciudadanos sudaneses han presentado denuncias por agresiones ante las autoridades.
Netanyahu ha defendido este jueves que se deben detener las infiltraciones de sus fronteras en un encuentro con menores del valle del Jordán. El primer ministro ha asegurado que la valla que está construyéndose en la frontera con Egipto estará completada en meses y que a partir de ese momento, el Ejecutivo expulsará a los inmigrantes a sus países de origen, según el diario 'Yedioth'.
Los parlamentarios Miri Regev --ex portavoz del Ejército--, Danny Danon --miembro del comité parlamentario para Asuntos de Inmigración, Absorción y Diáspora-- y Yariv Levin --presidente del comité de cámara del Parlamento--, todos ellos del Likud, estuvieron presentes en la protesta.
En declaraciones a los presentes, Regev tildó a los inmigrantes ilegales de "cáncer" y prometió hacer todo lo posible "para devolverlos al lugar a donde pertenecen".
Netanyahu ha rechazado estos comentarios y la violencia desatada asegurando que "no hay espacio para este tipo de declaraciones y actos". "Se lo he dicho a las autoridades públicas y a los residentes del sur de Tel Aviv, aunque entiendo su dolor. Resolveremos este problema, y lo haremos de forma responsable", ha señalado.
Por otro lado, unas 200 personas se han manifestado en la capital para protestar por los hechos ocurridos durante la protesta del día anterior. Uno de los organizadores de la marcha ha coincidido en que hay que solucionar la cuestión, pero "no a través de la violencia hacia los ciudadanos, refugiados o inmigrantes inocentes".
Yael Weisbach, un activista que apoya a una organización de refugiados, ha asegurado que "la escena del miércoles fue extraída de una película del Holocausto". "Odiar al otro por el color de su pies es un pecado de sangre. Estamos perdiendo nuestros valores", ha denunciado.